Hay veces que, en la historia económica, como en la historia convencional, conviene pararse un momento a recapitular, echar cuentas o enumerar los últimos eventos, elaborar hipótesis (que han de ser lo más objetivas y realistas posible), recalibrar escenarios, y seguir adelante estando un poco más preparados (dentro de lo posible) para el siempre imprevisible futuro.
El tema del artículo de hoy posiblemente haya acanzado ya ese punto en el devenir de los acontecimientos que requiere de este sano ejercicio de pensamiento y anticipación. Es por ello por lo que, en los párrafos bajo estas líneas, vamos a realizar un análisis de los eventos comerciales y económicos que han acontecido recientemente entre la Eurozona y la mayor economía del mundo: los Estados Unidos.
La recapitulación
Si bien en el punto actual he de reconocer que las suposiciones sobre este tema tienen un cierto regusto subjetivo, en las relaciones económico-comerciales entre Europa y Estados Unidos un servidor ve un evidente cambio de contexto desde hace unos pocos meses. Un cambio de contexto que puede implicar potencialmente un significativo giro tanto en la coyuntura como en los vínculos comerciales y regulatorios entre ambas zonas económicas, y por supuesto también en las políticas y acciones empresariales que sus respectivos agentes económicos deben emprender teniendo en cuenta dicho contexto y coyuntura.
Los últimos eventos económico-comerciales
En primer lugar, debo remontarme unos meses atrás para recordarles lo que fue el principio de la ruptura formal de las negociaciones del TTIP según pueden leer en esta noticia. Aquel primer gran bombazo transantlántico llegó en un momento en el que muchos europeos, y en especial muchos franceses, se preguntaban sobre los beneficios, o más bien perjuicios, que dicho tratado iba a traer a Europa.
En segundo lugar vino la ya famosa multa a Apple, sobre la cual pueden leer en este análisis. Hay que decir que verdaderamente la multa no fue tal, sino que la todopoderosa y decidida comisaria europea Vestager tan sólo impuso a Apple que pagase religiosamente los impuestos que había dejado de pagar en los últimos años en comparación con el resto de las empresas que operan en suelo europeo. Según les expondré más adelante, conviene resaltar en este punto que el impactante importe del que estamos hablando asciende a la astronómica cantidad de 13.000 millones de euros. Además, también hay que remarcar que la resolución de la Comisión Europea vino precedida de algo más que insinuaciones (algunas veladas y otras no tan veladas) por parte de los agentes económicos y las autoridades estadounidenses sobre las consecuencias de sus pretensiones (por entonces a confirmar aún desde Bruselas).
Posteriormente, el fluir de la noticia cruzó el Océano Atlántico invirtiendo el hasta ahora curso de la corriente mediática, y esta vez la noticia nació en el norteamericano oeste para acabarse anunciando en el europeo este hace tan sólo unos días. Esta noticia no fue menos relevante que la de Apple, puesto que no sólo exponía a una potencial sanción por su actuación en la crisis sub-prime al gran gigante bancario europeo Deutsche Bank, sino que además la noticia llega en un delicado momento para la entidad según pueden leer en este artículo.
La elaboración de la hipótesis
Un dato que creo que no se puede pasar por alto es que “casualmente” el importe de la multa (esta vez sí que sería multa) a la entidad financiera europea asciende potencialmente a la cantidad de 14.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, poco menos de 13.000 millones de euros al cambio del momento. Sin duda una curiosa coincidencia en importes con el caso de la compañía de la manzana, que no hace sino sospechar que tal vez los estadounidenses estén tratando simplemente de devolver exactamente el mismo golpe que recibió Apple.
Pero, para ser rigurosos, lo que representa la igualdad de condiciones es meramente el importe del golpe asestado, si pasamos a analizar someramente las posibles consecuencias, el panorama cambia sensiblemente de un caso al otro. No hay duda de que una compañía como Apple, que tiene la extraordinaria caja que tiene, va a poder pagar la sanción casi sin despeinarse. Sin embargo, las implicaciones del golpe que se puede propinar al Deutsche Bank, pueden ir mucho más allá de una simple orden de transferencia. El asunto en cuestión llega en un momento en el que toda la Eurozona está muy preocupada por la posible caída del Deutsche Bank, y por el posible efecto dominó que podría arrastrar al resto del sector financiero y no financiero del viejo continente. Por decirlo en términos de los marines, esto podría ser un torpedo lanzado contra la mismísima línea de flotación del buque europeo.
Posiblemente algunos de ustedes estarán pensando que este artículo está demasiado basado en conjeturas que no pueden ser probadas. Llevan ustedes razón, especialmente en el “que no pueden ser probadas”. Simplemente les añado la coletilla “ahora mismo”. Efectivamente, hoy por hoy no puedo ni pretendo demostrar si Europa y USA han entrado en una espiral de enfrentamiento regulatorio y comercial, ni tampoco estoy ni siquiera seguro de ello: soy plenamente de que este factor es desconocido en mi análisis, pero recuerden que estamos elaborando posibles hipótesis, que puede que a algunos de ustedes les puedan ser útiles en sus tomas de decisiones para estar preparados para posibles contingencias futuras. Y ya saben, un plan de contingencia es algo a lo que posiblemente nunca haya que recurrir, pero, en caso de necesitarlo, es esencial tenerlo preparado de antemano, y sobre todo bien pensado y asesorado.
El posible desenlace
No obstante, la incógnita puede ser que la veamos resuelta en breve. Por lo que parece, se avecina una nueva ronda de acciones que, de volver a encajar en el mismo patrón clásico de acción-reacción, revelarían que ya sería demasiada casualidad que ocurra exactamente la misma sucesión de eventos y reacciones dos veces consecutivas. La enumeración de eventos que hemos hecho antes, no se va a parar aquí. Parece ser que vamos a tener más capítulos por entregas de esta intrigante saga, puesto que esta misma semana de nuevo las autoridades europeas han realizado una declaración de intenciones, con la que muestran su disposición a multar a Google por vulnerar la libre competencia con sus políticas relativas al ecosistema Android. Pueden leer los detalles de esta última noticia en este link de Reuters. Llegados a este punto, supongo que tendrán tan meridianamente claro como yo que una acusación así se puede traducir, al igual que en los casos anteriores, en una sancion por un importe no menos impactante que los anteriores.
Si vemos de nuevo que los estadounidenses a continuación acaban “casualmente” tomando algún tipo de acción que pueda pasar por una correspondencia del golpe, tendremos una hipótesis que tiene ya demasiados visos de estar siendo probada cierta. Y puede ser que el asunto no pase de otra ronda de accion-reacción, o puede que la espiral ascienda girando hasta escalar a otro nivel y a otros ámbitos y coyunturas. Por lo pronto, sobre las consecuencias de este tipo de posibles espirales, quédense a modo de ilustrativo ejemplo con que si por ejemplo al Deutsche Bank le cae la multa por el importe anunciado, en Europa vamos a morder el polvo, o utilizando la conocida expresión norteamericana “we'll bite the dust”.
Tal vez el anuncio de la administración estadounidense sea sólo una clara advertencia a las autoridades europeas de lo que puede llegar a ocurrir si se confirma la onerosa multa al gigante bancario en su máxima cuantía. Tal vez incluso lleven razón al menos en su acusación al Deutsche Bank y al papel que jugó en la penosa crisis sub-prime. En todo caso, si se trata de una clásica espiral de accion-reacción, en lo que los norteamericanos tal vez no estén reparando es que un tema de trasvase fiscal como el de Apple o similares no es justo que quede sin resolver, pero lo que es realmente importante que entiendan es que no hay nada personal en las acciones que las autoridades europeas están emprendiendo, el tema es que Europa no es sostenible con esas prácticas de ingeniería societaria e impositiva.
El viejo continente está luchando literalmente por su supervivencia económica en la era de la nueva economía y de la ingeniería tecnológico-fiscal, y no tiene gran alternativa según ya expusimos en este interesante análisis. Otro tema es ya el eterno debate de si debemos evolucionar a un modelo de impuestos altos, o a uno de impuestos bajos, pero, en todo caso, estarán de acuerdo en que debemos imponer que todas las empresas que desarrollan actividad en suelo europeo deban atenerse a las mismas reglas de juego, y garantizarles una igualdad de oportunidades.
Es por ello por lo que tal vez Europa no tenga más remedio que no ceder en sus posiciones, porque, o es la determinación de imponer unas reglas iguales para todos los países y empresas en territorio europeo, o la ruina caracolera para la inmensa mayoría de las naciones del viejo continente: ven partir hacia otros destinos fiscales los frutos del poder de compra de sus ciudadanos y empresas, que tanto necesitan ahora mismo para reactivar sus lánguidas economías. La próxima entrega será en breve, y ahí podrán ustedes ya, o bien ver confirmada las hipótesis de este análisis, recalibrar escenarios, y sacar a relucir sus medidas de contingencia, o bien respirar aliviados porque aquello no pasó de un par de rondas de noticias de portada. Lo que nunca sabremos es si, además de unos cuántos titulares, en realidad también hemos asistido a una pequeña exhibición del arsenal económico.
Imágenes | Pixabay PublicDomainPictures | Pixabay GDJ | Pixabay FirmBee | Pixabay 422737 | Pixabay mermyhh | Pixabay arune3