Una de las formas más comunes es guardar el minuto de silencio, aunque como pasa con todas las cosas, parece que la inflación también ha impactado al ‘minuto’ con estos periodos cada vez más largos.
Al minuto de silencio se tiene que sumar los 30 segundos usados en llegar al punto de encuentro y los 60 segundos para volver al puesto de trabajo. Estos 2 minutos y medio, multiplicado por todos los participantes, resulta en una pérdida significativa de productividad para la economía, todo pagado por las empresas.
Entiendo el valor psicológico de demostrar solidaridad para los participantes pero, ¿no sería mejor tomar la producción nacional que se pierde de esta forma y usarlo para ayudar a las víctimas y a sus familias?
Vía | El Mundo