A río revuelto, ganancia de pescadores. O eso han debido de pensar los dueños de hoteles y restaurantes en Roma. La perspectiva de más de dos millones de visitas concentradas en escasos días ha provocado un shock en el equilibrio de oferta y demanda que, siguiendo los dictados de la economía clásica, ha derivado en un incremento de precios.
Por otro lado, las tiendas de recuerdos y souvenirs han agotado prácticamente sus existencias. Liquidación por fallecimiento, que podría decirse.
Vía | El Mundo