En el lado opuesto de esta clasificación, los países con menos problemas de economía sumergida son Chile, Suiza, Noruega, Australia, Singapur, Finlandia, Suecia, Países Bajos, Estados Unidos y Japón. Por su parte, países europeos como Alemania, Irlanda, Dinamarca o Reino Unido aparecen en la veintena de los países menos castigados por la lacra de los trabajos en negro. La economía sumergida es una lacra para el crecimiento de cualquier país, de eso no cabe la menor duda. En España resulta inconcebible que con casi seis millones de parados, el crecimiento hundido y unas perspectivas de mejora a medio plazo bastante inciertas, exista una calma social tan desconcertante. La explicación a este paz social no es otra que la economía sumergida que se encarga de sostener los pilares básicos del país desde sus propias entrañas.
Acabar con este fenómeno es bastante complicado y pasa exclusivamente por la concienciación de sus ciudadanos. Controlar los trabajos en negro se antoja bastante complicado dadas las precauciones extremas que toman sus practicantes, a lo que se une el hecho de que una parte de la sociedad, cansada de escándalos de corrupción política, vea estas actividades como normales y en ningún caso se plantea denunciarlas.
Hace unos días Remo nos contaba la historia de una mujer se veía obligada a vender calcetines y paraguas para complementar su pensión y así poder alimentar a su familia. Como esta señora cada vez hay más españoles en situación precaria a las que la vida les obliga a hacer labores de albañilería, fontanería, mecánica o agrícolas al margen del Fisco si quieren tener un bocado de pan que llevarse a la boca. No los justifico pero sí me pregunto: ¿cómo solucionamos este gravísimo problema?
En El Blog Salmón | La dureza de la economía sumergida representada en un par de calcetines, ¿Por qué existe economía sumergida? y Ya tenemos un Plan para la Economía Sumergida, que en el fondo no arregla nada Imagen | Daquella Manera