El organismo dependiente de Cristóbal Montoro lleva una racha imparable. Hemos asistido a filtraciones de arbitrariedad en la resolución de expedientes de inspección y recursos, hemos visto cambios en personal de libre designación relacionados con este tipo de actuaciones, hemos visto informaciones contradictorias en informes emitidos para instancias judiciales y por último, hemos llegado a ver cómo la propia AEAT desmiente (link que han borrado por cierto) en su página web al periódico El Mundo, forzando incluso la posterior dimisión de altos cargos. Esto es un vodevil en toda regla y que indica cómo los ciudadanos y empresas anónimas y sin capacidad de influencia, se sienten perjudicados y maltratados y ven cómo auqella premisa legal de que todos somos iguales ante la ley, pierde bastante esencia.
No se puede permitir que una institución que es la encargada del estricto cumplimiento de las leyes tributarias esté todos los días en los medios de comunicación por actuaciones que hacen que todos dudemos realmente de la igualdad ante la ley. Si la AEAT se convierte en otro instrumento político, este país perderá la institución que ha conseguido ser casi independiente del poder político, si realmente lo ha sido alguna vez, extremo que ya dudo realmente.
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