Como sabíamos y como me recordaron algunos de los comentaristas, ellos no son los únicos.
Todos decimos que queremos ayudar a impactar el medio ambiente menos y todos decimos que estaríamos muy dispuestos a hacer mucho para conseguirlo. Así lo afirman las encuestas pero no se mueve nadie.
Cuando tomamos nuestras decisiones diarias, parece que nos olvidamos de los bonitos pronunciamientos, que no ha llegado el momento de ser consecuente o que en este caso no concierne.
Eso es lo que está pasando cuando tenemos que tomar la decisión de comprarnos el coche. Los resultados nos demuestran que los todoterrenos están ganando. Esos grandes coches que nos van a salvar, con sus cuatro por cuatro, si algún día nos descuidamos y nos encontramos en el campo. Cuando la realidad es que lo utilizamos para ir al trabajo, muchas veces conduciendo sólos, creando atascos y deambulando por las ciudades quemando gasolina y emitiendo de todo en búsqueda de un aparcamiento.
Podemos culpar a los impuestos y hacer lo que queramos, si nos hace sentir felices, pero el medio ambiente y la economía lo sufre igual.
Vía | El País En El Blog Salmón | La hipocresía de los estadounidenses con el medio ambiente y Sorpresa, sorpresa, decimos que queremos cambiar para salvar el mundo