Los problemas de Grecia se intensifican y aun no surge una solución definitiva. Más aún cuando se cae en contradicciones y al dia siguiente se echa pie atrás a lo avanzado el día anterior. Angela Merkel ha solicitado expresamente que en la Cumbre de la UE de esta semana, el tema de Grecia esté totalmente ausente. ¿Cómo puede sacarse de agenda uno de los temas gravitantes de la UE? Por eso que un extenso reportaje en Der Spiegel habla del momento de la verdad para la moneda única europea.
Las dificultades de Grecia han dejado en evidencia las debilidades del euro. Muy tarde los responsables de las políticas intentan encontrar maneras para estabilizar la moneda única, algo que en verdad debió pensarse desde los mismos orígenes con la creación de un fondo comunitario a la manera en que fue pensado por un gran economista cuando, junto a los acuerdos de Bretton Woods, sugirió la creación paralela del Fondo Monetario Internacional, en 1946.
Hace algunas semanas, la solución a los problemas de la deuda de Grecia parecía cercanos. Los griegos hicieron su parte con la adopción de un duro programa de austeridad. Pero Europa no ha cumplido con la garantía para que el dinero que Grecia debe pedir prestado para pagar sus cuentas esté disponible en el momento oportuno.
Ese es un gran problema para Grecia, y también para la Unión Europea, cuya capacidad de coordinación y resolución de conflictos se está viendo fuertemente desacreditada. También es algo que afecta a Estados Unidos. Y a China. Y a todo el mundo. La nerviosa e inquietante disminución del euro presiona al alza del dólar, haciendo las exportaciones de Estados Unidos más caras y retardando la recuperación de la primera economía. El dólar elevado, eleva también al yuan chino, lo que, de acuerdo a China Daily provocará en marzo el primer déficit comercial para el país asiático en siete años, alejando así las posibilidades para una revaluación del yuan.
La Unión Europea ha sido incapaz de generar una solución al conflicto que involucra no sólo a Grecia, sino también a Italia, Irlanda, Portugal y España, los denominados países PIIGS. En un principio, Angela Merkel aceptó el desafío. Pero presiones internas la obligaron a echar pie atrás, pese a que el superávit comercial de Alemania genera problemas tan complejos como el criticado superávit comercial de China. Si no se genera algún mecanismo para estimular el gasto interno y mejorar la balanza comercial del resto de la UE, el problema no hará más que intensificarse. Así, del posible ganar/ganar, se estará al borde del perder/perder. Si Alemania no encabeza una solución para Europa esta semana, Grecia y otros países europeos se verán obligados a acudir al Fondo Monetario Internacional, lo que supondrá un duro golpe para la credibilidad de la Unión Europea. Y no sólo eso: planteará graves interrogantes sobre el futuro del euro. Cinco de los 16 países que utilizan la moneda única se enfrentan a graves dificultades fiscales.
Los votantes alemanes, orgullosos de su competitividad económica, se resisten a la idea de ayudar a Grecia, o a los otros países con problemas. Hay que recordar que la fortaleza económica de Alemania no ha sido sólo construida con el trabajo duro y la eficiencia alemana. También se basa en la demanda de los consumidores en otros lugares que creyeron en el euro. Quienes están a favor de dejar a Grecia a la deriva, olvidan esta conexíon, y olvidan también que después pueden venir otros naufragios.
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Imagen | Der Spiegel