Me gusta leer determinados estudios, artículos y opiniones. Sobre todos aquellos que vaticinan el fín del mundo vía pandemías, el colapso económico que nos ha sumido este caos neoliberal y todas las maldades del sistema financiero. Pero los que se llevan la palma son las proyecciones de crecimiento y carencias de suministros básicos
Me ponen, si me ponen tanto como ver una película de sobremesa en cualquier televisión. El argumento teledirigido es el mismo, que provocan sopor y somnolencia a la par que tampoco te enteras del guión. Dentro de estas lecturas recomendables de ciencia ficción he leyendo algo sobre el futuro alimenticio del planeta como la previsible escasez de agua que azotará al mundo en unos diez-veinte años. Esto si sería una tormenta perfecta.
Este artículo pone de manifiesto que los problemas económicos de la crisis financiera son ecuaciones de primer grado de fácil solución frente la que se nos puede venir encima en un plazo no muy largo. Partiendo de la tesis del agua expone que el agua será en el siglo XXI lo que el petróleo ha sido en el siglo XX.
Con esta tesis Jeffrey Sachs, expone que los gobiernos no están preparados para una gestión del agua. Habla de los gobiernos mundiales, centrándose sobre todo en las zonas más áridas del planeta como pueden ser algunos paises de Africa, Afganistan, PAkistan o India. Yo voy más allá, este tipo de gobiernos no están preparados para nada.
Es obvio que que la curva de población mundial aumenta en donde el consumo de recursos aumenta exponencialmente, pero no perdamos de vista el propio ajuste de la población y el avance tecnológico en los procesos productivos. La población mundial se ha venido ajustando desde que el hombre tuvo a bien poner el pie en el planeta vía ajustes naturales vía ajustes artificiales.
Y queramos o no, este tipo de ajustes son necesarios que se produzcan y muchos de ellos no son controlables por el hombre como catástrofes naturales o pandemias de rápida aparición. Las inestabilidades políticas entre territorios e ideologías son una tónica que se repite recurrentemente en el tiempo. La gente es mala y se mata una a otra, qué le vamos a hacer, pero esto no es de ahora, ocurre desde el paleolítico.
Unos por religión, otros por petróleo y otros por el dominio de una tierra ¿Tiene esto solución? No, no la tiene porque el ser humano tiende siempre a mejorar su supervivencia, y si le aseguras los suministros básicos, necesitará subir de nivel según nos describe Maslow. Y si para conseguirlo tiene que matar, lo hará, no lo dudéis.
Al fín y al cabo, esa fórmula lleva funcionando ya varios miles de años y el día que el agua y los alimentos no sean un problema, pasaremos al problema global de la vivienda o educación. ¿Pueden crear estas carencias otra tormenta perfecta? Pues si, porque por crearse puede, y siempre que partamos de una situación de igualdad, existirá un colectivo que necesite para su satisfacción plena la supremacia sobre el resto.
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