Se presentó hace dos años. Y los estudios sobre su potencial económico no se hicieron esperar. Las Google Glass, las gafas 'inteligentes' de la compañía, iban a suponer a medio plazo unos ingresos de hasta 3.000 millones de euros al año. Sin embargo, un tiempo después, sigue siendo un experimento, aunque con escaso éxito comercial.
Lo aseguraban analistas del sector: los ingresos podrían superar los 3.200 millones de euros... en 2017. Esos cálculos presuponían una llegada rápida al mercado de consumo de un producto que se presentó como una beta. Sin embargo, dos años después el panorama es bien distinto.
En un amplio reportaje, la agencia Reuters dibuja un escenario en el que el mercado no ha respondido como cabría esperar. "Si hubiera 200 millones de gafas vendidas, sería una perspectiva diferente; pero en este momento no hay mercado", explicaba, de forma muy gráfica, uno de los desarrolladores con las que contactó la agencia.
Desde la compañía reconocen que siguen igual de comprometidos con el producto, aunque insisten en que la fecha para que dé el salto de beta a un producto para el consumidor medio será 2015. Sin embargo, muchos de los desarrolladores de aplicaciones para el dispositivo están abandonando (de los 16 consultados por Reuters, 9 fabricantes han desistido). La más llamativa de los últimos tiempos ha sido Twitter, que ha dejado de lado su app específica para el dispositivo.
Mientras eso sucede, se anuncia el cierre de las tiendas físicas en las que se adquirían. Pese a sus intentos, parece que, al menos por ahora, no hay mercado de consumo más allá de selectos grupos de desarrolladores y emprendedores que buscan generar nuevos negocios a través del dispositivo.
Como aseguraban en Xataka hace varios meses, junto al excesivo precio fijado (1.500 dólares) por la compañía se encuentran otros obstáculos con los que es difícil lidiar: lo que rodea a la privacidad, la duración de la batería y sobre todo hacer que el consumidor de a pie encuentre beneficio en adquirir otro dispositivo más.
Nadie sabe si se acerca el fin de las Google Glass. Pero si es evidente que las ambiciosas cifras de negocio que se manejaban son, cuando menos, excesivamente optimistas.
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