Malos tiempos para la lírica progresista. Se acaba de hacer público que el Abogado de la UE avala que Alemania niegue ayudas sociales a europeos, el llamado turismo social (que por cierto también se produce dentro de España, entre comunidades). Lo próximo será la expulsión de aquellos que no consigan un trabajo. Y todo ello con el respaldo de la socialdemocracia. Claro que no es el único paraíso (socialdemócrata) perdido.
Me estoy acordando ahora del bueno de Carlin, que como tantos otros, pensó haber encontrado su Arcadia en Islandia, donde el capitalismo trabajaba en conveniencia con una sociedad más justa, equilibrada y bla, bla, bla. Cuando todo se derrumbó, se lió la manta a la cabeza y evolucionó, tal y como muchos progres hacen, hacia la bioideología de género, inventándose otra vez un referente que nunca había existido.
Y es que nada como un buen mito. Que lo cuente por ejemplo Eric Lluent,con en su proyecto en Verkami, Islandia 2013, Crónica de una decepción. Cito literalmente:
Islandia sí rescató a su banca, Islandia sí ha pagado la deuda externa, Islandia ha sentenciado a muy pocos banqueros, la recuperación económica está supeditada a un control de capitales que cuando sea levantado desestabilizará la economía nacional, Islandia no ha votado la nueva constitución escrita por el pueblo y los islandeses han catapultado a los partidos de centro derecha tradicionales que impulsaron y facilitaron la burbuja financiera otra vez al poder el pasado mes de abril de 2013.
Vamos, poco que ver con lo que cuentan otros por aquí sobre la revolución islandesa (y que conste que lo dice alguien desde una óptica ideológica muy distinta a la mía).
Quizás por no interesar demasiado la verdad ha pasado que, más allá de la edición en catalán, que si que logró los objetivos, el proyecto para la edición en español se cerró sin apenas recaudar nada. Nada como seguir soñando.
Algo similar está ocurriendo con la llamada marea granate, que está descubriendo que esas tierras promisorias escandinavas y del norte europeo, de fraternidad social, como que no. Ahí tenemos el proyecto Emigra o degenera, de The Ragged Army, que deja al descubierto algo tan evidente como que países Suecia no son, ni han sido nunca, lo que nos han contado a uno (y claro, tampoco ha llegado al mínimo de recaudación que se habían marcado en Goteo)
Resulta evidente que pensar que es sostenible un Estado Social con fronteras abiertas para cualquiera que pase por allí es de incautos. Si a eso le sumamos el paso siguiente, incorporar al cuerpo electoral a los recién llegados, pasando, en una lógica ciertamente inevitable del papeles para todos al voto para todos, lo único que se hace es acelerar la dinámica autodestructiva del sistema (las inevitables fronteras abiertas, para productos y personas, son incompatibles con Estados sociales/intervencionistas). Solo países acomplejados como España, temerosos de perder el label democrático, social, etc, son capaces de sumarse a estas prácticas, como nuevos ricos.
¿Paraísos perdidos? Como decía Ivan Ferreiro nunca los perdimos, ya que nunca los tuvimos. Sigan rascando para premio.
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En El Blog Salmón | Suecia quiere acabar con el dinero en efectivo
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