El Banco italiano Monte dei Paschi di Siena nació 20 años antes que Cristobal Colón zarpara hacia el nuevo mundo, cuando Miguel Angel aún no nacía y Leonardo DaVinci aún no creaba sus grandes frescos. Fue fundado por la Magistratura de la República de Siena en 1472, tres siglos antes de que existiera la idea de una Italia unificada, y por ello se le considera el banco más antiguo del mundo aún en funcionamiento, con 3 mil sucursales, 33 mil empleados y 4,5 millones de clientes.
Pues bien, este banco que sobrevivió a la guerra italiana, que vio la rendición de Siena a España en 1555, que superó las pestes y los ataques de plagas, la campaña de Napoleón y la segunda guerra mundial, está envuelto en un escándalo de grandes proporciones por el uso de derivados financieros, que no solo involucran a los ejecutivos que dejaron hace un año su cargo, sino también a Mario Draghi y el Deustche Bank por ocultar información y hacer préstamos fraudulentos. Todo se inicia con la toma excesiva de riesgos por parte del Banco Monte dei Paschi di Siena (BMPS), siguiendo el juego a los bancos que encabezaban la toma de riesgos como Goldman Sachs y obtenían con ello grandes utilidades. BMPS no quiso quedarse atrás y así fue como entró a especular fuerte en los mercados de alto riesgo con la aprobación de quien fuera Ministro de Finanzas y luego gobernador del Banco de Italia: Mario Draghi. Gran parte de estos préstamos se gestaban a través de la banca alemana, principalmente en Deutsche Bank.
El estallido de la crisis financiera y la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 puso en aprietos al BMPS, que se vio obligado a pedir socorro al Deutsche Bank por 1.500 millones de euros en diciembre de 2008. Esta operación fue denominada Proyecto Santorini y ayudó a mitigar una pérdida de 400 millones de euros, y se hizo en el más absoluto secreto dando cuenta de la opacidad de la banca para declarar pérdidas que después se hacen más grandes y obligan al rescate por parte del gobierno y los contribuyentes.
El tsunami de Lehman Brothers y las pérdidas acumuladas por los derivados financieros (o activos tóxicos de destrucción masiva) obligaron al BMPS el año 2009 a pedir un nuevo rescate, esta vez al gobierno italiano, por 1.900 millones de euros. El año 2012 el banco solicitó un segundo rescate al gobierno por 500 millones de euros acumulando 3.900 millones de euros entre los rescates del Banco de Italia y el Deutsche Bank. El gran problema es que el BMPS nunca reveló los 1.500 millones de euros solicitados al Deutsche Bank el 2008, y eso es lo que ha provocado un enorme temblor financiero que da cuenta de la poca transparencia de la banca. Más complejo se hace aún el tema cuando quien estaba al mando del Banco de Italia y encabezaba estas operaciones ante el banco alemán era el presidente del Banco Central italiano, Mario Draghi, el mismo que hoy lleva las finanzas del Banco Central de Europa. Desde el inicio de la crisis el Monte Paschi di Siena ha perdido un 90 por ciento de su valor.
Las pérdidas del BMPS llegan hoy a 800 millones de euros y fueron ocultadas mediante préstamos secretos del Deutsche Bank alemán y el Nomura Bank japonés, en un símil a la contabilidad creativa de Goldman Sachs que ayudó a Grecia durante años a ocultar los déficit fiscales. Por eso que unos fiscales de Italia abrieron una investigación sobre este caso para verificar la supervisión que sobre el Monte Paschi di Siena realizaba el Banco Central de Italia encabezado por Mario Draghi.
Esto demuestra que la gran banca siempre pensó que la actual crisis era un accidente transitorio que sería rápidamente superado con los nuevos y grandes beneficios que apagarían las pérdidas. Nunca pensaron que lo iniciado el 2008 con la quiebra de Lehman era el inicio de un colapso que sacudiría con fuerza las débiles bases del sistema financiero global, fuertemente amañado en activos tóxicos y con una contabilidad creativa digna de duendes y fantasmas.
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