Nintendo Wii, tecnología y diferencias de precios entre mercados

Nos pedía hace ya unas semanas un lector (gracias, Rubén) que hiciésemos una reflexión sobre el fenómeno de los distintos precios que tienen determinados artículos (ponía como ejemplo la consola Nintendo Wii que saldrá en breve a la venta) en distintos mercados como Japón, Estados Unidos o Europa. El motivo, como él decía, es que "la verdad me interesaría mucho un articulo que explicara si hay alguna razón lógica por la que ocurre esto, que efectos tiene sobre la economía, si realmente a los europeos nos estafan o ciertamente es lo que toca.".

La verdad es que a priori, desde la pureza de los modelos económicos, es un fenómeno que no debería ocurrir. En un mercado perfecto, las diferencias de precios serían detectadas por elementos que harían labores de arbitraje (que tendrían un incentivo para comprar donde es más barato y vender donde es más caro para obtener un beneficio en la transacción). De esta forma, aumentaría la demanda en donde los precios son más bajos (por lo que los precios tenderían a subir) y la oferta donde los precios son más altos (y los precios tenderían a bajar). Así hasta que los precios se equilibrasen y desapareciese el incentivo para los que practican el arbitraje.

En el ejemplo de la Wii, debería haber legiones de personas comprando la consola en Japón y vendiéndola en Europa, porque ganarían unos cuantos euros en cada compraventa.Pero claro, eso pasa en un mercado perfecto, que no existe. En el mercado real, cada una de esas transacciones tiene un coste. El primero, el más evidente, son los costes de transporte: las consolas no se teletransportan de una tienda en Japón a una casa en Madrid. También los problemas derivados de los cambios de moneda, por ejemplo. Además, hay otra serie de barreras de tipo administrativo (fronteras, aranceles) que dificultan y encarecen ese proceso.

Por otro lado, los fabricantes tienen un control muy fuerte de la cadena de distribución. Es decir, la distribución de determinados productos se hace únicamente a traves de distribuidores autorizados por la marca, y en las condiciones que define la marca (bajo pena de quedarse fuera de dicho colectivo). Así que el canal "oficial" es inmune a las normas del mercado, sólo atiende a las directrices del fabricante. Por lo que el mercado, aunque pudiera funcionar, lo haría sólo en canales "extraoficiales" lo cual limita su impacto.

Finalmente, hay otro factor interesante: y es que en determinados productos del ámbito tecnológico, hay barreras e incompatibilidades en los propios productos: las regiones de los DVDs, el sistema PAL o NTSC en dispositivos de vídeo... o hasta incluso las propias fuentes de alimentación. Nada que unas manos expertas no puedan solucionar, pero barreras infranqueables para el público masivo. De esta forma, en realidad, no estamos hablando de un mismo producto intercambiable, sino de productos distintos.

Así pues, entre las propias "imperfecciones" del mercado (cosas del mercado real, que no es como en los libros de teoría económica), el control de la cadena de distribución y las barreras técnicas, los fabricantes encuentran que en realidad tienen mercados totalmente compartimentados, donde las fuerzas del mercado no pueden hacer nada, y tienen vía libre para poner los precios que quieran en cada uno de ellos atendiendo a las necesidades de marketing propias de cada uno. Y si creen que los europeos vamos a pagar un diferencial de precio... ¿por qué no cobrarlo?

Así que Rubén, respondiendo a tu pregunta... a los europeos nos "estafan" por dos razones: porque pueden, y porque nos dejamos estafar. Si la demanda no lo justificase (es decir, si sus previsiones de ventas fuesen más modestas) probablemente pensarían en bajar el precio. Pero como saben que al precio que las pongan la vamos a comprar... ¡para eso tienen unos enoooormes departamentos de marketing!

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