Dentro de dos semanas será obligatoria la señalización de los precios en ambas monedas, y en enero entrará en circulación la nueva moneda, que convivirá por un breve espacio de tiempo con la antigua. Y es que esta medida ha sido llevada a cabo varias veces por países latinoamericanos con distintos éxitos.
El objetivo de reducir la inflación con un cambio de moneda sólo se ha logrado obtener en tres de las 14 ocasiones que esta estrategia se ha empleado en latinoamérica. En cuatro ocasiones fue un fracaso total. Y en el resto fueron acompañados de otras medidas y en un contexto de reducción de la inflación.
Es decir, lo que nos dice la experiencia es que si estás logrando reducir la inflación puede que sea una buena idea introducir una nueva moneda. Pero si el único plan es "nueva moneda"... posiblemente no haya éxito. Y Venezuela no está haciendo mucho por combatir la inflación. Vive de las rentas del petróleo que son sin duda insuficientes para ser un país desarrollado y además tiene un sistema monetario algo extraño, con un cambio oficial frente al dólar completamente irreal y con breves experimentos económicos, como la supresión de los créditos overnight del Banco Central, que a punto han estado de hundir más al país en su miseria.
Espero equivocarme, pero creo que la forma que van a tener los venezolanos de ver multiplicar sus nuevos bolívares fuertes es tener guardados en el cajón un buen puñado de divisas extranjeras.
Vía | El País