Según El País, en principio podrían situarse en este cuadro de demolición entre 160 proyectos que se han paralizado a los 650 proyectos que se encuentran en fase de construcción. Estos derribos, serían la señal inevitable que apunta a la sobre-saturación del mercado inmobiliario y a la nula salida y rentabilidad económica que tendrán estas promociones una vez finalizadas. El derribo de estos proyectos hacen tender el valor de las adjudicaciones que se derriben a cero, dado que el suelo urbanizable o en vías de urbanización tiene salida cero en el mercado. Por más que se quiera falsear, el Banco Malo es otro sumidero más de dinero público que cada día que pasa, nos sale más caro.
Basta con recordar las cifras de venta presentadas en su primer balance, cifras que quedan muy lejos de las 7.500 viviendas vendidas como objetivo para el 2013, por más que afirmen que se están acelerando las ventas. Como todos los inventos de esta crisis, la burbuja inmobiliaria y sus consecuencias, la pagamos entre todos.
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