Los que me han leído en estas páginas saben que durante años he estado en favor de impuestos donde, como dije hace poco: “...suban los que resultan de acciones voluntarias y medioambientalmente malas.”. En un contexto donde aceptamos que se necesitan gobiernos y que los gastos de estos se tienen que cubrir de alguna forma, algunas formas son mejores que otras.
También es conocido que he estado en favor de medidas que impactan las emisiones de carbono y que las actividades altas en estas emisiones deben ser penalizadas. También he hablado en favor de hacer caras las actividades que son malas para la sociedad o para la persona, a través de más cargas fiscales, aunque no todos piensan que Papá Estado debe estar para eso. Adicionalmente he dicho que la forma más efectiva de influir en las actividades negativas de los ciudadanos es haciendo que les cueste más. Como he dicho, necesitamos mas afán recaudatorio sobre las actividades negativas. Si además, las cuentas públicas están forzando a los políticos a buscar donde recaudar más para equilibrarlas, mejor este tipo de afán recaudatorio:
La situación fiscal de España está complicada y…empeorando y ya he hablado en estas páginas que Necesitamos más afán recaudatorio. Prefiero que recauden de los que incumplen las leyes, con multas, los que quieren conducir, los que quieren aparcar en las ciudades, etc.
En este contexto, veo un Estudio (en inglés) muy interesante de la Brookings Institution donde analizan los dos impactos en Estados Unidos de introducir impuestos sobre el carbón, no sólo en la reducción de consumo pero en la recaudación de ingresos para las necesitadas arcas del Estado. Evalúan seis escenarios de políticas para explorar dos cuestiones primordiales, que son los siguientes:
- Los efectos de un impuesto sobre el carbono bajo supuestos alternativos sobre el uso de los ingresos obtenidos.
- Los efectos de las medidas alternativas que podrían ser utilizadas para reducir el déficit presupuestario, que son subir impuestos sobre el IRFP y subir el impuesto sobre el capital.
Examinan un impuesto de $15 por tonelada métrica de carbono de los combustibles fósiles, subiendo anualmente 4% sobre el nivel de la inflación hasta el año 2050. Analizan las alternativas de cómo reducir el déficit público con estos ingresos y también el impacto de reducir la IRPF y los impuestos sobre la renta, utilizando estos ingresos. También lo comparan con fuentes alternativas de reducir el défitic público.
Concluyen que este impuesto recaudaría inmediatamente $80.000 millones, subiendo a $170.000 millones en 2017 y a $350.000 millones en 2050, cantidades que si impactarían su déficit público. Además, estiman que las emisiones de carbono bajarían de forma significativa hasta ahorrar 2.500.000 millones de toneladas métricas en el año 2050, el 34% de lo que se hubiera sufrido, con ahorros acumulados de 40.000 millones de toneladas métricas hasta 2050.
Como se puede entender, estos cambios relativamente simples tienen impactos radicales a lo largo de la economía, incluyendo en la estructura de esta.
La utilización de los fondos recaudados para reducir déficit público o para reducir los impuestos mencionados tiene impactos distintos en la composición del Producto Interior Bruto (PIB), y sobre el consumo, sobre la inversión y sobre las exportaciones netas. En la mayoría de escenarios comparativos, el impuesto sobre el carbono reduce algo el PIB, la inversión y las exportaciones e incrementa algo las importaciones.
En el caso de que utilicen estos fondos recuadados para reducir los impuestos sobre la renta, los impactos serían algo distintos, donde se vería más inversión, más empleo, algo menos de consumo, más importaciones y notablemente más crecimiento del PIB.
Una parte de lo que me gusta de este análisis es la demostración de una idea que sigo repitiendo en estas páginas pero que no es asumido por casi nadie, que el empleo no viene con más consumo, si este consumo es como resultado de gastos indiscriminados de los gobiernos, como ya he explicado varias veces en estas páginas, “para sacarnos de la crisis, más gasto es peor que más ahorros”. El empleo viene con más ahorro, más inversión, más productividad y todo lo que resulta de todos estos impactos.
Estando las cuentas públicas cómo están, yo abogo por una mezcla de los tres; reducir déficit, reducir IRPF y reducir impuestos sobre los beneficios de las empresas, entendiendo que también hay que reducir muchos gastos estatales, en todos los niveles gubernamentales, y hay que subir algunos gastos especialmente para respaldar a los más necesitados y a los desempleados, lo contrario a lo que estamos viendo, como si los más necesitados de la sociedad son los que más pueden aportar a su solución. Próximamente hablaré en más detalle sobre el mejor sistema de impuestos.
Mejoramos el medio ambiente, mejoramos las cuentas públicas y, dependiendo de cómo se utiliza el dinero recaudado, mejoramos el funcionamiento de la economía. ¿Como es que estamos tardando tanto en introducir esta medida ya mismo?
En El Blog Salmón | Cobrar por usar autovías es una muy buena idea y El precio de las emisiones de carbón y la eficiencia energética
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