Y es que son bien conocidas las ventajas del libre mercado y si no que se lo digan a China, que gracias a ellas ha pasado en treinta años de ser un país paupérrimo a ser una de las grandes economías del mundo (aunque todavía le quede crecimiento per cápita por lograr).
Además, el comercio entre países evita guerras: lo que antes había que solucionar con armas ahora se soluciona con intercambios comerciales. Pero siempre hay países que quieren proteger su industrial local. Y no me parece mal, pero hay que hacerlo con cierto sentido.
Por ejemplo, si de repente surge un competidor extranjero que puede hacerte perder miles de puestos de trabajo en tu país tendrás que defender durante cierto tiempo tu propia industria. Pero esas medidas no pueden ser permanentes. Hay que intentar situarse en un nivel competitivo o de lo contrario recolocar a la gente con planes de formación, por ejemplo. Pero no tiene sentido alimentar con ayudas públicas sectores que no son productivos. Primero porque al final se puede llegar a una situación en la que sea más barato directamente ayudar a la gente que tirar el dinero en producción inútil. Segundo porque estamos hundiendo en la miseria a países que hacen las cosas bien y que están intentando salir de pobres. Si no les dejamos prosperar al final emigrarán y aparecerán nuevos problemas en nuestros países avanzados.
Por eso siempre desde los EEUU cuando se intenta ayudar a un país en vías de desarrollo o que tiene algún problema concreto lo primero que se le dice es que para recibir ayudas hay que abrir los mercados, no restringir las importaciones, no ser proteccionistas. Pero luego ellos en casa hacen lo contrario.
Todo esto viene a cuento de una noticia un poco surrealista que he visto publicada hoy. El Estado de Minnesota ha sacado una ley que prohíbe a sus ciudadanos comprar una bandera de EEUU fabricada en el extranjero. El ciudadano que sea descubierto con banderas cuya producción no sea nacional tendrá que pagar una multa de hasta 1000 dólares y además pasar hasta 90 días en prisión. No es una broma. Intentan proteger la industrial local con leyes absurdas que además se defienden con argumentos patrióticos bastante trasnochados.
Sinceramente, deberían aplicarse un poco más el cuento que van pregonando por el tercer mundo.