La crisis del COVID-19 pone en jaque la estabilidad financiera global

La pandemia global por el COVID-19 entraña complicaciones no vistas tanto en materia de sanitaria como en la estabilidad económica y financiera. Los gobiernos han optado por la prioridad de salvar vidas a través de confinamientos, en mayor o menor grado de dureza.

La perspectiva económica para 2020 que tenemos hoy encima de la mesa, es que el crecimiento económico veremos este año ha pasado de un 3% positivo a un 3% negativo, considerándose la peor caída desde la crisis financiera mundial de 2008-2009.

Y semejante impacto económico conlleva poner en jaque la estabilidad financiera global, que es un elemento crucial para la posterior recuperación económica que a día de hoy sigue existiendo un alto grado de incertidumbre.

De hecho, esta inquietud se manifestó en las bolsas que al fin y al cabo descuentan las expectativas de los inversores. Los mercados de valores experimentaron la caída más rápida de la historia con el S&P 500 cayendo un 20% desde su máximo en sólo 16 sesiones de negociación. Las caídas de los precios de los activos alcanzaron aproximadamente la mitad de la magnitud observada en 2008-09 en el peor momento de la venta, y la volatilidad implícita se disparó en todas las clases de activos, en algunos casos hasta los niveles observados por última vez durante la crisis financiera mundial.

Las condiciones volátiles del mercado durante febrero y marzo provocaron una huida hacia los activos seguros y la liquidez entre los inversores. Las rentabilidades de los bonos del Estado en Alemania y en los Estados Unidos cayeron bruscamente, en términos netos, reflejando tanto la disminución de las primas de plazo.

La banca hundida ante las pésimas perspectivas

Las entidades bancarias tendrian más capital y una situación de posición de liquidez mejorada que en la etapa pasada de crisis y, además, hemos visto incluso numerosas pruebas de estrés como mecanismo de supervisión que, en principio, podríamos decir que debería ser un sello de calidad para que los inversores confíen en la banca.

A ello, hay que sumar las medidas de liquidez por parte del BCE que debería ayudar a muchas economías y ofrecer un alivio ante las tensiones liquidez que está viviendo el sector privado.

Pero si todas estas condiciones de la banca la llevan a una mejor posición que en 2008 ¿por qué las caídas en los precios de las acciones bancarias han llevado al sector bancario europeo a cotizar por debajo de las referencias se la gran crisis? De hecho, cómo vemos en el siguiente gráfico representado por el Stoxx 600 Banks, el índice bursátil europeo lo encontramos 54 puntos mientras que en el peor escenario de la gran crisis alcanzó mínimos en 106 puntos.

Los precios de las acciones cayeron en promedio alrededor del 35% durante este período y hasta el 60% en algunos países. Si se utilizan las valoraciones del mercado para calcular los coeficientes de capital de los bancos, en lugar de los valores contables en libroa, muchos bancos parecerían tener una capitalización débil, similar a los niveles de la crisis financiera mundial.

Aquí lo que se está descontando por parte de los inversores es la falta de capacidad de recuperación de las entidades bancarias influenciada por la fuerte crisis derivado puede ser más severa y prolongada de lo que inicialmente se había anticipado.

El deterioro en el panorama económico hace que los inversores estén verdaderamente preocupados por la rentabilidad y las perspectivas económicas para sector bancario. Por ejemplo, ahora no existen esas medidas de capitalización bancarias basadas en los precios de mercado que se impulsaron durante la crisis financiera mundial, la preocupación es que tanto los bancos como el resto de entidades financieras actúen como una especie de amplificador por la fuerte bancarización que sufre Europa.

Vulnerabilidades a tener en cuenta en el entorno financiero

Se espera que la disminución de los precios de los activos cotizados que se ha visto provoque pérdidas en las carteras de valores de riesgo de los bancos, aunque esto podría compensarse en parte con los beneficios en sus carteras de activos de refugio.

Por ejemplo, han surgido tensiones en el sector de los bienes raíces comerciales, ya que los márgenes de los títulos respaldados por hipotecas comerciales de los Estados Unidos se ampliaron en promedio unos 400 puntos básicos desde mediados de febrero hasta su punto máximo.

Además, los aumentos de las rentabilidades de los bonos de algunos gobiernos muy endeudados pueden dar lugar a un resurgimiento del nexo entre el sector soberano y el financiero en algunos países como podría ser el caso de España e Italia.

Los bancos representan una parte importante de los préstamos a los bienes inmuebles comerciales, que oscilan entre el 50 y el 70% de la deuda de este sector.La caída del precio del petróleo ha sometido a las empresas energéticas a una presión adicional, y los bancos también podrían ver pérdidas de crédito en los préstamos a estas empresas. Los bancos también podrían sufrir pérdidas por exposiciones indirectas, a través de sus préstamos a los hogares que están empleados en sectores vulnerables.

A pesar de todo, hay focos de instituciones financieras más débiles a resaltar. Por ejemplo, las vulnerabilidades siguen siendo elevadas en China y han aumentado en otras economías de mercado emergentes y en la Eurozona.

En el sector de los seguros a nivel mundial, las vulnerabilidades parecen ser menos pronunciadas en conjunto que en otros sectores, pero siguen siendo elevadas en algunos países y regiones. En los Estados Unidos, las aseguradoras se enfrentan a elevados problemas de liquidez y riesgo de crédito, mientras que en otras economías avanzadas las aseguradoras también tienden a tener tensiones vinculadas a la divisa.

Específicamente, en la Eurozona, las vulnerabilidades del sector de los seguros son menos pronunciadas, pero los riesgos crediticios son elevados y van acompañados de problemas de rentabilidad y solvencia derivados del entorno de bajo rendimiento. Las aseguradoras chinas operan con grandes montos de liquidez.

¿Salvación por parte de los grandes bancos centrales?

A medida que avanzaba la crisis hemos visto una rápida actuación por parte de los grandes bancos centrales del mundo para tratar de contrarrestar la fuerte incertidumbre que salía trasladado a altos niveles de volatilidad en el mercado.

Si tomamos de referencia al Banco Central Europeo, ha dado una respuesta orientada a tres políticas monetarias diferenciadas.

En primer lugar, se ha impulsado unas compras de activos para abordar las tensiones de liquidez y la volatilidad existen de los mercados financieros de la eurozona que amenazaban con paralizar la transmisión de la política monetaria desarrollada. Sobre este programa, las compras previstas son de 750.000 millones de valores públicos y privados elegibles durante todo este año e incluso más si fuera necesario.

En segundo lugar, hemos visto medidas orientadas para asegurar que las entidades financieras sigan siendo portadores confiables en la política monetaria y por ello se ha ofrecido operaciones mejoradas de refinanciación a largo plazo conocidas como TLTRO, a lo que debemos de sumar un conjunto de garantías de respaldo.

En tercer y último lugar, debido a que la autoridad monetaria europea es el prestamista de última instancia para las entidades solventes, está ofreciendo liquidez a los bancos en horizontes más largos a una tasa de descuento negativa.

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