Los tipos de interés vuelven a subir. La inflación desbocada ha obligado al BCE a subir los tipos por primera vez en 11 años para atajar una situación que se puede llevar por delante la economía europea y que ya está afectando a muchos países.
Será un incremento del 0,25% a partir de julio y habrá otro en septiembre de la misma proporción se espera. Algo que se prevé es que esta situación perjudique a la inversión, y son los bancos los que lo han anticipado con una medida también que no se veía desde hace unos años.
Las entidades van a dejar de cobrar a las grandes empresas y clientes institucionales por sus depósitos. Hasta ahora se les aplicaba un 0,2% de cargo por esa liquidez sobrante que los bancos tienen depositada y que a estos les cobra el BCE.
Vamos, que les trasladaba ese coste con el objetivo de que utilizaran esa liquidez para invertir. Pero a partir de ahora no les cobrará nada, ¿por qué? Porque tampoco se les va a cobrar a los bancos, y esto puede perjudicar a la inversión. Todavía más de lo que ya está pasando.
Sin incentivos para invertir
Los bancos venían cobrando esta tasa de depósito a grandes empresas y clientes con el objetivo claro de que invirtieran. Si tenían en dinero parado se les 'penalizaba', de modo que era mejor tenerlo invertido.
Pero ahora -será a partir del cuarto trimestre- no se les va a cobrar por tener su dinero parado. Por lo tanto, se desincentiva la inversión y, teniendo en cuenta los tiempos que corren y lo complicado que se presenta ahorrar, muchas empresas preferirán tener su dinero guardado a buen recaudo.
Además, ahora mismo los mercados están muy revueltos y la rentabilidad es más difícil de conseguir, por lo que muchos pensarán que más vale pájaro en mano, dejando el dinero tranquilo en el banco.
Otro punto también importante es que la vivienda está volviendo a ser el valor estrella. Y para adquirir una se necesita un buen colchón de cash para la entrada, algo que incentiva más el ahorro que la inversión.
Por lo tanto, se vienen malos tiempos para los mercados. Muchos se alejan ante un panorama muy incierto en el que los ecos de la crisis financiera se oyen desde el BCE con algo a lo que nos habíamos desacostumbrado pero que fue nuestro pan de cada trimestre: las subidas de tipos. Veremos hasta cuándo.