En concreto, desde la Comisión apuntan a que este año el déficit público español sólo se reducirá hasta el 4,5 %, tres décimas menos de lo acordado (4,2 %). Este desequilibrio será aún más notorio en 2016, cuando sería de nada menos que siete décimas (3,5 % frente al 2,8 % previsto por el Gobierno).
Los motivos que empujan a Bruselas a echar este jarro de agua fría sobre el Gobierno en plena campaña electoral se basan en que manejan unas previsiones de crecimiento para nuestra economía mucho más pesimistas que las del propio Ejecutivo. Esto se debe, fundamentalmente, a que esperan una evolución de los ingresos más negativa que el Gobierno.
Aunque De Guindos no ha tardado en advertir que no se ajustará el presupuesto ni se acometerán nuevos ajustes pese a las críticas de Bruselas, lo cierto es que la hemeroteca financiera de nuestro país nos hace ser poco optimismas, pues ya serían varios los años que nuestro país incumple, aunque sea por poco, los objetivos de déficit pactados. ¿Qué nos hace pensar que esta vez será diferente?
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