Era una regulación pendiente. Imprescindible. El 'caso Gowex' sólo puso de manifiesto que en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) se confundió la flexibilización de los límites a las pymes con una falta de control flagrante. Ahora, el Gobierno plantea nuevas recetas con las que tratar de poner coto a nuevos casos como el de Jenaro García. ¿Serán suficientes?
La nueva Ley de Fomento de la Financiación Empresarial incluye una serie de recetas, entre las que hay algunas ya adelantadas y otras que se echan de menos.
Tres medidas aprobadas
El límite para saltar al mercado continuo. Las pymes que tengan más de 500 millones de euros de capitalización bursátil (antes de reconocer la farsa, Gowex llegó a rondar los 1.500 millones) deberán dar el salto obligatoriamente al continuo. Hoy por hoy, las firmas más destacadas que han decidido tomar ese camino de manera voluntaria, como Carbures (420 millones de euros), Masmóvil (190 millones), Ebioss (46 millones), Euron (58 millones) no lo superan.
Auditorías más fiables. ¿Cómo? Obligando a todas las compañías a ser auditadas por 'entidades de interés público'. En el caso Gowex, las cuentas fueron revisadas por M&A Auditores, una firma desconocida del sector.
Más papel directo de la CNMV en el control. Hasta ahora, el organismo adoptaba un rol totalmente secundario. Ahora, Bolsas y Mercados (BME), el supervisor directo, deberá comunicar a la CNMV "cualquier incumplimiento legal que pudiera derivarse de la información de los emisores a la que tiene acceso, y no sólo en materia de abuso de mercado".
¿Y los límites económicos?
Estas son las tres recetas principales que propone el Gobierno para poner cierto coto al mercado bursátil de las pymes. Pero, puede echarse de menos la elevación de algunas de las barreras de entrada. Éstas son prácticamente inexistentes con el objetivo de que la mayor parte de las firmas, con escaso capital y números mucho más discretos que las grandes empresas, no vean cerradas las puertas de esta vía de financiación alternativa.
Pero, probablemente se echen de menos reglas más duras en el plano financiero de las empresas cotizadas. El mercado continuo exige dos medidas que a priori pueden ser una barrera insalvable para una pyme: capital mínimo de 1,2 millones de euros y la obtención de beneficios en los dos últimos ejercicios o, en tres no consecutivos en un periodo de cinco, suficientes para repartir un dividendo de al menos el 6% del capital desembolsado.
Es probable que colocar esas barreras es eliminar la posibilidad de acceder a este mercado de muchas pequeñas firmas. Pero, de ahí a las reglas de la actualidad hay muchas posibilidades. Y es que hoy el MAB sólo exigen que estén ya comercializando productos o servicios o, al menos, haber desarrollado "actuaciones relevantes directamente referidas a la preparación de esa actividad comercializadora". En cuanto a los ingresos, plantea que deben estar obteniendo ingresos "significativos", sin dar cifras.
Con esas reglas del juego, se abre la puerta a que haya firmas como Facephi, cuya facturación es casi nula y su cartera de clientes inexistente, mientras su valoración bursátil es de 24 millones de euros.
Teniendo en cuenta que es un mercado abierto a cualquier inversor particular, puede que elevar esas barreras de entrada sea una medida de seguridad extra. No es menos cierto que quien entre a inyectar su dinero en empresas de este mercado debería ser consciente de los riesgos. Pero, contando con ese conocimiento, no estaría de más debatir la inclusión de más exigencias.
En El Blog Salmón | ¿Qué ocurrió con el MAB tres meses después del estallido del caso Gowex?, El MAB y los necesarios controles: ¿Poblar el parqué a cualquier precio? Imagen | Alberto Casado