Mi situación no es igual, siendo vicepresidenta del Gobierno [...] Los ciudadanos no me han elegido para que concilie sino que me han colocado para que trabaje. Y esto es una temporada. El tiempo aquí lo voy a dedicar a trabajar, no a conciliar
Lo cual me parece estupendo. Pero lanza un mensaje muy contradictorio a la sociedad. Pedimos al mundo de la empresa que permita conciliar, y a los trabajadores y trabajadoras que hagan el esfuerzo por ser ellos los que lideren sus propias posibilidades de conciliación. Pero no, la Vicepresidenta del Gobierno no cuenta. Cambiemos en la cita anterior "vicepresidenta del Gobierno" por cualquier otro cargo, digamos "miembro del comité de dirección". Y cambiemos "los ciudadanos" por "mi empresa". A todos y a todas (no me gusta el soniquete del masculino y femenino, pero en este caso el matiz creo que es relevante) nos coloca alguien en nuestro puesto para trabajar. Para eso nos pagan, no para otras cosas. Sin embargo, se insiste a las empresas que sean flexibles para que podamos conciliar, y se nos pide a nosotros que nos "olvidemos" de que si ocupamos un puesto es para trabajar y que nos zafemos de esa presión para poder equilibrar nuestra vida personal y profesional.
Pues eso es una cuestión de todos. Si las altas instituciones del Estado, los que se supone que tienen que dar ejemplo, son los primeros en autoexcluirse... ¿con qué autoridad moral pueden luego "exigirnos" a los demás que vayamos contra la tendencia de "primero el trabajo, luego la familia"? Entiendo que sin querer, la Vicepresidenta ha dado cobertura a esa mentalidad que es, sin duda, la que más dificulta la tan cacareada conciliación.
Pues precisamente por ser Vicepresidenta del Gobierno debería ser la primera en dar ejemplo. "Consejos vendo que para mí no tengo".