Estamos de vacaciones, momento de leer libros o ver esa película. O ese corto. Hoy os traigo Lobos, un cortometraje que muestra una reunión de negocios en un banco, a la que asisten directores de sucursal y un responsable de negocio o coach que les pone las pilas.
Echadle un vistazo que tiene su aquel, y a continuación os comento mi impresión.
Dudo mucho que la inmensa mayoría de las reuniones de los bancos sean así. También que la entrevista que tiene la comercial con el director en el despacho se desarrolle en esos términos. Y con eso no le estoy quitando hierro al asunto. Sencillamente no son así debido a que en esas reuniones, que seguro que no son tan "especiales", que son periódicas, no hace falta explicitar como lo hacen los realizadores del corto.
No es necesario firmar ningún acuerdo de confidencialidad, ya que se entiende que es así, entre otras cosas por el código de conducta al que están sometidos, y tampoco es necesario ser tan grosero o tan evidente. Todo el mundo sabe lo que se juega y a lo que se expone, y la violencia se mueve más en el mundo de los silencios que en el de las palabras, pero eso no es tan cinematográfico.
Además, cualquier gestor de grupos sabe que solo con la amenaza no se mantiene a un equipo productivo en el tiempo, y esos directores no son capaces de alcanzar esas cifras sin el concursos de sus equipos (por cierto, que la contribución a beneficios cojo que se mueve mas en términos partisanos que en los citados. Por tanto, hay palos y hay zanahorias, hay negros, y hay grises, e incluso casi blancos. Pero todo eso no vende.
Por otro lado, en el corto se reflejan situaciones ciertas, como los cambios de directores para evitar el establecer determinadas relaciones afectivas, sin perjuicio de dichas rotaciones como premio o castigo. O también el establecimiento de una suerte de relación de vasallaje o dependencia entre el empellado y la estructura del banco (cuidad del banco y nosotros nos encargaremos de todo), que, aunque no se diga, siempre se rompe por el eslabón más débil.
No, no es una reunión de negocio. Es la dramatización de una reunión de negocio, con un 20% de realidad y un 80% de proyección de cómo se la imaginan los de fuera. Y la animalización de los empleados de banco, tal y como se busca con el título, me parece que muestra claramente las intenciones de retratar a un grupo de profesionales como una suerte de manada de depredadores.
PD: Dicho lo cual, los actores son fantásticos.
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