Pero claro, si todas las entidades apuestan por él, surgirán los problemas. Y uno de ellos es es la escasez de profesionales en este sector. Y sobre ello es sobre lo que trata el segundo artículo que más me ha gustado de Actualidad Económica últimamente. La revista da un rápido repaso a los principales actores de este nicho de mercado, a que se espera de estos banqueros y que se les ofrece. Me han llamado la atención los siguientes puntos. * Lo complejo del perfil deseado. Alguien cono fuertes conocimientos financieros, fiscales, legales, habilidades comerciales y con capacidad para introducirse en determinados ambientes sociales (lo de los apellidos me ha puesto primero de mala leche, y luego me ha hecho pensar). Vamos, un Top Gun. * Evidentemente la remuneración debe ser alta, algo generalizado en Banca, pero muy condicionada al patrimonio gestionado. Claro que esta práctica, que a corto plazo produce excelentes resultados a largo muestran también carencias. Y es que en ocasiones más que fichar un profesional se esta comprando un cartera. Una cartera que no dudará en irse con el mejor postor y que, después del primer pelotazo, difícilmente aportará nuevos crecimientos sustanciales. En este sentido, esta practica en Banca no es exclusiva de la Banca Personal. Que se lo digan a La Caixa, que se expandió fichando a precio de oro a los directores veteranos de cada pueblo, encontrándose ahora con dificultades importantes. * Así, ante la escasez de profesionales, algunos optan por el reciclaje o la formación. Y otros por pagar más, con autenticas guerras de fichajes. Es interesante ver como en determinadas provincias los precios se disparan. Seguramente en la capital las Entidades pueden encontrar más candidatos con esa alta calificación, pero en el extrarradio, en pequeñas capitales de provincia, los candidatos son contados y pueden apretar. En este sentido, me alegra ver que en ocasiones el no vivir en Madrid o Barcelona, te beneficia profesionalmente.
En todo caso, en Banca Personal-Privada, no es oro todo lo que reluce.
Foto por Alex Osterwalder