Hace ya algún tiempo que hablamos de la persistencia del desempleo tras las crisis. Un tema que vuelve a cobrar relevancia cuando España confirma que tiene el triste y meritorio récord de 4,3 millones de desempleados. Fran Carreira ha escrito un post con justificada ira frente al tema. Por eso que en este artículo intentaré dar algunas explicaciones sobre el por qué de tan alto desempleo y por qué el desempleo se mantendrá alto en el mediano plazo.
La razón principal de la ola de desempleo que sacude al mundo occidental en general, y a los países industrializados en particular, es la fuerte caída de la demanda global, o demanda agregada. Es la insuficiente demanda agregada para comprar todos los productos y servicios que se ofrecen la que hace que el desempleo se mantenga en altos niveles. Es decir que la demanda no es capaz de absorber el producto potencial de las empresas y eso genera capacidad ociosa de equipo y de personal. En este escenario, las empresas se ven obligadas a despedir gente, aumentando el circulo vicioso de desempleo → caída en la demanda → más desempleo.
El desempleo se clasifica tradicionalmente en cuatro categorías: cíclico, estructural, de fricción, y de temporada. El desempleo cíclico es el desempleo causado por las recesiones y los descensos del ciclo económico. Las recesiones pueden tener diversos tipos de causas, pero la principal es la disminución de la demanda total de bienes y servicios. La gráfica de Calculated Risk para el desempleo en Estados Unidos demuestra que la debilidad de la demanda ha impedido que el empleo pueda levantarse con fuerza.
El desempleo estructural se debe a un desajuste entre las habilidades de los trabajadores y las destrezas que los empleadores están buscando; también puede ser un problema de ubicación entre los trabajadores y los lugares donde los empleadores están contratando. El ejemplo clásico es una industria en declive, donde los trabajadores tienen los conocimientos necesarios para esa industria, pero no tienen las habilidades necesarias para las nuevas industrias en crecimiento. La industria automotriz de Detroit es un ejemplo: los trabajadores tenían grandes destrezas para la producción en una línea de montaje, pero esas habilidades hoy no son requeridas por las nuevas tecnologías productivas.
El desempleo friccional es causado por la diferencia de tiempo entre alguien que deja un puesto de trabajo para comenzar a buscar otro tipo de trabajo (por ejemplo, una mujer que comienza a buscar trabajo después de la crianza de los hijos, o de alguien que ha terminado la universidad). En estos casos se requiere más tiempo del habitual para responder a los anuncios de empleo (por parte del trabajador), o tramitar las solicitudes, entrevistas y convocatoria (por parte de la empresa) para cerrar el círculo de la vacante disponible.
El desempleo estacional es el desempleo causado por las fluctuaciones periódicas en el empleo en algunas industrias, en el curso del año. Por ejemplo, el empleo en el turismo, que puede ser alto durante los meses de clima cálido, pero bajo el resto del año.
Si bien frente a la actual crisis muchos dicen que el desempleo gravitante es el desempleo estructural, no podemos desconocer su parte cíclica, friccional y estacional pues se trata de un problema sistémico de gran envergadura en el cual está presente desde la escasez de recursos (petróleo, alimentos) hasta los problemas especulativos del sistema financiero que han terminando bloqueando a la economía en acciones que afectan a la demanda agregada.
La demanda agregada es actualmente muy reducida justamente por el desplome de la burbuja especulativa. Mientras la burbuja especulativa estaba en auge, los propietarios de vivienda se sentían más ricos y gastaban más y más dinero reventando sus tarjetas de crédito. Muchos gastaban tanto, que incluso apostaban el valor de sus propiedades. El nivel de confianza basado en la idea de que todo estaba bien y que el precio de las propiedades seguiría aumentando ocasionó una buena parte del desastre.
Cuando estalló la burbuja, la gente que había estado consumiendo varias veces su sueldo chocó con la cruda realidad y detuvo su consumo. De esta forma la caída de la demanda fue dramática. Y el comercio mundial se fue a pique. Los empleadores debieron reducir la producción y se cancelaron pedidos materiales, maquinaria, construcciones, inversiones, y así sucesivamente, en una cadena regresiva que retrocedió el consumo a los niveles de la década anterior. Los empleadores debieron despedir a trabajadores para recortar sus gastos y así fue como millones de personas se quedaron sin empleo; y el resto, temeroso también de perder sus puestos de trabajo, comenzó a reducir sus gastos. Todo esto se tradujo en el círculo vicioso en el que todavía estamos atrapados.
A su vez, las políticas gubernamentales destinadas a estimular la demanda han caído en el desierto. Las políticas monetarias expansivas (tasas de interés al cero por ciento), sólo han permitido resolver los problemas a la banca, por la vía del carry trade, endeudándose al cero por ciento, pero ganando altos intereses con depósitos en Brasil, Australia o México. De esta forma, los llamados “planes de estímulo” se han quedado en la esfera financiera sin lograr ningún impacto en la generación de empleo. Y la posibilidad para generar empleo por esa vía ya se ha agotado, de la misma forma en que se han agotado los planes de estímulo. Con el pretexto de mantener la “estabilidad de pagos”, se han empleado los recursos de todos los contribuyentes para salvaguardar los intereses de un puñado de banqueros.
En El Blog Salmóm | La persistencia del desempleo tras las crisis, 4,3 millones de parados en febrero, triste y meritorio record
Imagen | Calculated Risk