Como a todo el mundo me parecen muy bien cada una de las mejoras que se puedan ofrecer a la ciudadanía. Y es interesante observar el debate social que ha desatado esa futura Ley de Igualdad y, con ella, la intención de aumentar hasta diez días la baja por paternidad de todos los trabajadores.
Ya se habla del coste de 300 millones de euros que tendría en las arcas de la seguridad social, aunque el previsor ejecutivo ya tiene en la hucha los 200 euros para afrontar los gastos de este año al respecto.
A muchos de los que no pueden beneficiarse de la medida les parece un exceso. Mientras, los futuros padres están encantados con la posibilidad. Sin embargo, a mí se me queda cara de pez porque no puedo evitar hacer comparaciones con otros países del norte de Europa donde tengo amigos. Nada de informes sesudos que me haya leído. Y no me queda otro remedio que volver a sacar a colación a mi amiga danesa y a su marido, el cual hace años pudo disfrutar de dos semanas de paternidad. Ella además, ahora mismo está recibiendo el equivalente a 1.700 euros brutos al mes en concepto de baja maternal y sin haber cotizado anteriormente como trabajadora.
El beneficio se extiende durante 12 meses y cinco semanas de vacaciones. Y tras ese período, para seguir cobrando sólo tendrá que demostrar o que está buscando trabajo de su especialidad o que está estudiando para mejorar su perfil profesional. Ahí, si sus recursos no se lo permitieran, también entraría en juego la ayuda por guardería e incluso por vivienda.
Todo ello sin olvidar otros 140 euros mensuales extra porque sí. Igual que en el Reino Unido, donde sólo por el hecho de existir, cada niño tiene derecho a cerca de cien euros al mes hasta los 16 años. Nada de ayudas a madres que trabajan y que si no se busquen la vida para comprar pañales. Es un derecho inalienable de los pequeños, obvio para las sociedades más avanzadas.
De momento aquí ni se nos ocurre soñar con ello, cuando el temor es una posible quiebra de la seguridad y la creencia que muchos albergamos de que para nosotros no habrá pensiones de jubilación, sino más bien obligación de trabajar hasta que puedas presentar la partida de defunción.
No quiero sonar muy pesimista. Me alegro por esos padres que muy pronto podrán quedarse diez días en casa con su recién nacido. Sin embargo, lo de compartir con la madre el porcentaje que se quiera de la baja remunerada durante un año es y seguirá siendo ciencia ficción para nosotros.