Recientemente Aena, entidad encargada de gestionar los aeropuertos españoles, ha dado a conocer los resultados financieros de los aeropuertos que gestiona y nos llevamos una desagradable, pero no por ello no esperada, sorpresa: sólo diez de los 47 aeropuertos españoles han obtenido beneficios. El resto han incurrido en pérdidas, bien por las enormes deudas que acumulan o bien por la ausencia de pasajeros.
Los números rojos de Aena Aeropuertos en 2011 ascienden a 220 millones de euros a pesar de sus 204 millones de pasajeros, un 6% por encima del pasado año y el segundo mejor resultado de la historia de Aena, sólo por detrás de 2007, cuando en pleno boom económico batimos todos los récords turísticos.
De los 47 aeropuertos que gestiona Aena (se excluyen el de Ciudad Real y el de Lleida), sólo fueron rentables los de Alicante, Bilbao, Fuerteventura, Ibiza, Lanzarote, Gran Canaria, Palma de Mallorca, Tenerife Sur, Sevilla y Valencia. El resto de centros perdió dinero durante el pasado ejercicio. Los que más deben fueron los que más dinero perdieron: Barajas, El Prat y Málaga.
Las cuentas son cuentas y esta realidad debería obligarnos a hacer una reflexión y razonar si verdaderamente necesitamos un aeropuerto casi en cada provincia de España. La descentralización es tan excesiva que la eficiencia económica es mínima. Hay que buscar fórmulas más asequibles para el transporte de pasajeros y desechar la mentalidad burbujista que nos hace creer que tener más es ser más.
Aeropuertos como los de Huesca, Albacete, Córdoba o Logroño, por poner algunos ejemplos, son innecesarios. El coste de mantenimiento de sus infraestructuras es enorme mientras que sus cifras de afluencia de pasajeros son irrisorias. ¿No sería más interesante reorientar las políticas aeroportuarias para que sólo exista un aeródromo en ciertas comunidades autónomas?
Vía | Expansión
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Imagen | vladimix