La pandemia ha hecho que las ventas de coches se desplomen en todo el mundo. Si miramos los datos de España en 2020 se vendieron un 32,3% de coches menos que en 2019, situandose por debajo del millón de unidades. Pero esta crisis venía de antes, pues en 2019 se vendieron un 4,8% menos que en 2018. Estamos en una crisis no solo de coronavirus, sino de sector.
Ya lo hemos comentado alguna vez por estas páginas, el sector de la automoción está en plena transformación y esto hace que el habitual indicador de la venta de coches como predictor de la economía no sirve ya. En el fondo hay tantos cambios que el consumidor aplaza su decisión de compra y es por buenos motivos.
La compra del coche y el riesgo de cometer un error: la segunda mano al rescate
La compra de un coche es una decisión muy importante. Para una familia suele ser la compra más grande que se realiza, quizá cinco o seis veces en toda la vida, si exceptuamos la vivienda. Cuando se realiza una compra importante siempre está la duda de si se está cometiendo un error y por tanto se suele meditar bastante.
Sin embargo siempre queda una vía de escape: el mercado de segunda mano. Es cierto que en el caso de los vehículos la depreciación es muy importante, pero ya estábamos acostumbrados a saber más o menos cuánto va a valer un coche usado en 5 ó 10 años y se podían hacer planes con dicho horizonte temporal. Si el coche comprado se queda pequeño, se vende y se compra otro mayor. Si no finalmente no se usa mucho quizá tenga sentido venderlo y usar otros medios de transporte. En definitiva, ante el error siempre queda una alternativa, la venta en segunda mano.
Tradicionalmente se sabía cuánto iba a costar ese coche en el mercado de segunda mano, se sabía que los diesel se deprecian menos que los gasolina y que los extra no se suelen valorar mucho, el precio venía fijado por marca, modelo, motor y los kilómetros. En definitiva, había cierta certidumbre de la depreciación del bien que se adquiría, se podían hacer planes.
Los cambios que comenzaron en 2015
Sin embargo en 2015 tuvo lugar el dieslgate. Volkswagen fue pillada falseando datos de emisiones y el escándalo fue mayúsculo. Aunque en principio parecía que no hubo un gran impacto, en Europa el consumidor empezó a cambiar la costumbre de comprar coches diésel por coches de gasolina.
Antes de este escándalo los coches diésel representaban en España alrededor del 66% de las ventas. Ahora solo el 27%. Con estos datos, simplemente, es complicado valorar lo que los coches costarán de segunda mano, pues un cambio en la demanda implica que el que compró un coche diésel en 2014 seguramente tenía pensado que su valor en el mercado de segunda mano en 2021 sería superior al que realmente es. Y el comprador de 2021, viendo este panorama, no tiene certezas.
Las emisiones y los eléctricos
La crisis del dieslgate también precipitó más cambios que los puramente de la demanda del consumidor. Las autoridades se tomaron más en serio los límites de emisiones que estaban fijando y empezó a hablarse del fin de los motores térmicos en distintos horizontes temporales (2030 se llegó a decir en algunos sitios, aunque 2050 suena a más realista).
Lo cierto es que esto añade aún más incertidumbre al consumidor. Si compro ahora un coche con motor de combustión, ¿a qué precio se podrá vender dentro de cinco años? ¿Y dentro de diez? ¿Será legal venderlo? ¿Habrá algo de demanda para su compra o el mercado será totalmente eléctrico?
Esto sumado a que los coches puramente eléctricos siguen siendo más caros que los de combustión y que no existen todavía suficientes puntos de recarga tiene como consecuencia un desplome de la demanda muy importante.
La nueva realidad post-coronavirus
A todo esto hay que añadir que los hábitos post-coronavirus pueden cambiar. Se habla de mayor teletrabajo, lo cual implica menores deplazamientos y quizá en familias donde antes hacían falta dos coches ahora con uno basta.
Y no olvidemos que la promesa del coche autónomo sigue estando ahí y esto podría cambiarlo todo. Un coche autónomo implica flotas de taxis sin conductor que podrían ser un 30-50% más baratos que los taxis actuales. Esto unido a un menor número de desplazamientos podría implicar que no merezca la pena tener coches en propiedad.
La crisis del sector de automoción acaba de empezar. Y va a transformar todo el sector en la próxima década. Hay varios factores que van a retraer la demanda y esto implica que la normalmente difícil decisión económica de comprar un coche va a serlo todavía más. ¿Cuánto costará un coche que compremos hoy en el mercado de segunda mano en 5 ó 10 años? No lo sabemos.