Las grandes gestoras tienen cada vez más en cuenta los criterios ambientales, sociales y de gobernanza al invertir

La inversión social está cada vez más en boca de los inversores institucionales, ya que no es de financieramente estricta a la hora de gestionar sus activos. Estos inversores, que hace años eran pocos, ahora ocupan un papel importante dentro del sector.

No parece ser una moda pasajera, es ya una fórmula con cierto éxito, demandada por los clientes minoristas, impulsado por los reguladores. Hace unos años, el único activismo inversor se materializaba con exclusiones en cierto tipo de acciones.

Nos podemos preguntar: ¿En qué se basa la decisión de las gestoras en invertir en estos fondos sociales?

Los pilares de la filosofía del inversor social

Los principales de la filosofía de los inversores sociales son los siguientes:

  • Medioambiente: los inversores evitan las empresas petroleras y apuestan por aquellas empresas que trabajan en el desarrollo de tecnología de energía renovable. También analizan la gestión del agua y la explotación de los recursos.
  • Social: las empresas de análisis se fijan cada vez más en que las cadenas de suministro de las gran superficies tengan proveedores que cumplan con unos estándares mínimos en cuanto a salarios y condiciones laborales.
  • Gobernabilidad: analizan la presencia de consejos independientes, los sueldos excesivos y los conflictos de intereses.

La inversión social se ha multiplicado por 6 en estos 5 años

Antes los fondos impulsados por ciertos grupos religiosos o inquietudes ideológicas, sacaban de sus carteras las empresas de fabricación de armas, fabricantes y distribuidoras de tabaco o bebidas alcohólicas.

Actualmente, las grandes empresas gestoras tienen equipos que analizan el grado de cumplimiento de las empresas según los principios establecidos por Naciones Unidas para la inversión responsable.

Los inversores institucionales cada vez más tienen más presente la inversión sostenible, ya que han visto que ayuda a gestionar los riesgos y mejorar el rendimiento financiero a largo plazo. Beneficia el aumento de la regulación, a nivel europeo, para llevar los flujos de activos hacia estrategias sostenibles y aumentar el interés de los minoristas.

En España, hace un lustro había alrededor de 36.000 millones de euros en fondos que tuvieran criterios sociales para invertir, ahora, esta cifra, hoy en día, es superior a los 200.000 millones de euros, como se puede ver en la gráfica “Evolución del patrimonio invertido en España en fondos sociales de 2009 a 2017”:

La fondos de inversión social tienen beneficios para los inversores y para los que no invierten en ellos

La inversión social, además contribuye a retrasar el cambio climático y mejorar la vida del planeta y, a la vez, es más rentable. Invertir en este tipo de fondos cada vez es más accesible para el cliente minorista.

En España hay alrededor de 200 fondos que se pueden adquirir y además tienen estos criterios sociales, y utilizan las estrategias que se ven en la gráfica “Estrategias desarrolladas por las entidades que pertenecen a los fondos de inversión social”:

La estrategia que atrae más a los fondos de inversión sociales son los objetivos de desarrollo sostenible, con el 22 por ciento, por detrás encontramos las inversiones verdes y las inversiones en energía renovable, con el 18 por ciento respectivamente.

En El Blog Salmón | Economía circular en Europa: situación y cómo está evolucionando"

Imagen | Flick

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