Este cambio fue un pelotazo importante ya que el café que costaba 120 pesetas, por ejemplo, se empezó a vender a 0,80 céntimos, un redondeo del 11%, no está mal. Este problema se acentúa, si añades la propina que, con estos números tan bajos uno se despista bastante, ya que dejando sólo los 5 céntimos sube el precio otro 7%. Y los despistados como yo, solemos dejar más que eso...ahí nos va el dinero. Ahora, a pesar de todas sus protestas, los bares y restaurantes han recibido su segundo pelotazo con la nueva ley del tabaco. Por lo que he visto, lo único que han tenido que hacer es colgar el cartel anunciando que en ese local se fuma, como se ha hecho siempre, y adelante. Bueno, algunos han tenido el inconveniente de tener que reubicar su máquina de tabaco para que la puedan ver.
Por ahora, yo he encontrado un bar de no fumadores (¡uno!) y dos con una esquinita para no fumadores. El resto siguen como siempre.
Con la necesidad de que los trabajadores tengan que bajar abajo para tomarse su pitillo, esta ley conseguirá dos cosas, primero que las empresas tabaqueras ganen menos, por el menor consumo, y segundo que los bares y las cafeterías ganen más. El fumador no está acostumbrado con esto de bajar a la calle para fumar en la acera, y menos si hay un bar o una cafetería al lado para tomarse un cafetito. Menos consumo de tabaco y más consumo de café.
En El Blog Salmón | Ley antitabaco: conflictos y oportunidades de negocio y La carestía de España