En España estamos acostumbrados a que existan equipos de fútbol “compradores”, como el Real Madrid y el F.C. Barcelona, y otros “vendedores” cuyas canteras proveen de jugadores a los equipos grandes. La evolución del fútbol europeo con la sentencia Bosman ha producido que ese efecto se producta ahora entre diferentes ligas.
Diego Grande nos muestra en Diarios de Fútbol el saldo neto del mercado de fichajes en la presente temporada. Así vemos que existen ligas “importadoras” de jugadores como la inglesa, la española y la alemana; y otras son “exportadoras” como las de Francia, Holanda y Portugal.
El vicepresidente económico del Barça, Ferrán Soriano, expuso en el pasado congreso de economía del deporte de Gijón que su club tenía política netamente compradora en el mercado. Prefieren pagar por un jugador aunque después no juegue que afrontar el riesgo de que triunfe en otro equipo. Mientras los equipos “vendedores” basan gran parte de sus ingresos en la venta de jugadores, los equipos compradores basan sus ingresos en el merchandising y en los derechos de televisión.
Esa diferencia entre equipos se está trasladando a las ligas, unas “compradoras”, con altos ingresos procedentes de las televisiones, que se abastecen de la cantera de las “vendedoras”, que obtienen una parte importante de sus ingresos de la venta de jugadores. Este proceso lo que hace es agudizar las diferencias entre los tipos de ligas lo que se aprecia que de los 20 últimos finalistas de la Champions League, sólo dos equipos procedan de ligas “vendedoras”. La única manera de que eso no suponga un desequilibrio competitivo es permitir a los equipos de países pequeños con ligas "vendedoras" jugar en las ligas de países grandes.
¿Se imaginan al Oporto en nuestra Primera División o al Ajax en la Premier inglesa? La UEFA no debería poner obstáculos.