¿Qué se hace con la ropa usada que se dona?

Hace ya años que el asunto de la recogida de ropa usada por ongs de coop. al desarrollo tomó auge. Primero con recogidas directas en los portales, luego colaborando con parroquias, para más tarde llegar a acuerdo con ayuntamientos y diputación es y plantar contenedores en la vía publica. Ahora bien, ¿qué se hace con la ropa usada que se dona?

Concretando la pregunta, lo que me planteo es que nos demos una vuelta para ver quién está detrás de estas recogidas y qué se hace con la ropa. Más que nada debido a que tengo la sensación de que la gente desconoce cómo funciona este mundo, y todo el dinero que se mueve a su alrededor.

Para empezar, muchas veces los que recogen la ropa no son ongs, son empresas, sociedades limitadas que se dedican a la comercialización de esta ropa. Pero curiosamente, esto no les diferencia de las ongs que hacen otro tanto, ya que muchas de ellas, unas avisando y otras no, ya indican que el destino de la ropa es su comercialización, bien en España, bien en los países de destino. El fenómeno de las charity shops no es nada nuevo en el mundo anglosajón, aunque aquí aún nos suene raro. Las ongs lo justifican diciendo que es más fácil ayudar a esos países con dinero que con ropa.

Por ello, cuando se acusa a entidades como Humana de hacer negocio con la ropa usada para financiar a la secta Tvind, yo diría que:

  • El que la ropa usada se venda en tiendas de segunda mano no lo ha inventado Humana, es práctica habitual entre muchas ongs pata negra, se cuente o no se cuente.
  • La venta de dicha ropa en los países de destino de la ayuda destroce sus mercados me resulta proteccionista. ¿Dónde queda el derecho de los compradores a poder elegir? Lo que si que critico es que las entidades publicas, como el Ayuntamiento de Madrid o la Diputación de Ávila colaboren en dichas prácticas, alterando la libre competencia. ¿Qué es eso de unos si y otros no?
  • El que la suma obtenida se destine a financiar a la propia organización y no a los fines sociales que se comentan ya es más ambiguo. Pero cualquiera que haya trabando con una ong sabe que en las subvenciones finalistas, para proyectos concretos, más de un 20% está financiando realmente gastos de estructura de esas organizaciones.
  • Lo grave, en todo caso es la acusación de vinculación entre ambas organizaciones. Eso si que sería muy cuestionable, eso y que las autoridades públicas no se hayan dado una vuelta por internet antes de adjudicar esas suerte de concesiones de contenedores a los humanos de Humana.

Uno sería partidario de que éste fuese como un negocio cualquiera, donde pueden competir libremente las empresas, con distintos modelos de negocio, y a nadie se le critique por hacer dinero a la luz del día si es capaz de satisfacer necesidades múltiples (del que se desprende de la ropa, del que busca un chollo, etc..). El que ese dinero se use para distribuirlo entre los socios o para ayudar o hacer caridad me da absolutamente igual.

Lo que no me da igual es que se pretenda que esto sea un coto cerrado para las ongs, que parezca que las únicas que tienen derecho a explotar este negocio son ellas. Cuando eso sucede, y encima desde las administraciones públicas, para ponerse la etiqueta social, se les ayuda en el acotamiento a través de la exclusiva de los contenedores y demás, me parece mal. Me parece mal porque se rompe la libre competencia que defiendo y, porque indirectamente, se pude acabar dando cobertura pública, con el riesgo reputacional que ello supone, a determinados idearios o grupos.

Vía | Halón Disparado
En El Blog Salmón | Las ONGs como negocio, Desahucios y ONGs

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