Se había avisado con anterioridad, pero no son pocos los que siguen señalando un problema estructural en el sector del desarrollo. Sin embargo, ante el fin de los tipos de interés bajos en EEUU, se ha apuntado a que los programadores y sus subidas constantes de sueldo desde mediados de los años noventa pueden haber sido un espejismo.
A grandes rasgos, se estima que las inversiones tecnológicas son más problemas y mantienen una clara correlación inversa con las épocas en las que los tipos de interés en mínimos de la Reserva Federal Estadounidense.
Menos interés, más empleos
David Bonilla señala en X, anteriormente conocido como Twitter, un patrón claro entre la oferta de empleo para desarrolladores y el cambio en los tipos de interés, como pirámides invertidas una sobre la otra.
A menores tipos de interés, mayor es la oferta de empleo y, probablemente, sería relativamente sencillo establecer otras variables anexas, como el notable aumento de los sueldos en el sector de los últimos treinta años. (Por descontado, esto atiende a otras variables también, como al digitalización casi total de la mayoría de industrias.)
Evolución del número de ofertas de empleo en el sector tecnológico y el tipo de interés de la Reserva Federal estadounidense.
— David Bonilla (@david_bonilla) July 23, 2024
Hace tiempo que dije que creía que había una correlación directa entre unas y otro. Y lo sigo creyendo. pic.twitter.com/cbhfyvAslA
La explicación más obvia es que, en esas épocas, tiene mucho sentido pedir prestado capital para invertir en proyectos cuyos rendimientos se esperan a varios años vista: aquí, destacarían, por ejemplo, tecnológicos.
En cambio, ante tipos de interés altos, se buscan mayores flujos de caja (cashflow), como la inversión en bonos o en empresas con mucha liquidez. Un escenario opuesto a la inversión en desarrollo, ni más ni menos.
Despidos y estancamiento en el sector
Todo ello, explicaría el cambio de tendencia en sectores tecnológicos, como el desarrollo, que ha sufrido un estancamiento notable este año, con despedidos en startups que se consideraban "unicornios", como Glovo, y preocupación por una gran variedad de perfiles tecnológicos y el cambio de tendencias, como el trabajo en remoto.
Quizá el mercado del videojuego, con una crisis bestial de la industria, que, en mayo, ya suponía 9.500 despidos, sea el ejemplo más claro para ilustrar este cambio de tendencia.
En resumen, un tema tan complejo y multicausal como este, no tiene una única respuesta, aunque los indicadores económicos sí muestran una correlación (inversa) con el tipo de interés.
Quizá estos datos permiten a más de uno convencerse de que no hay crisis estructural, sino que parte de la industria tecnológica (donde el software y los videojuegos tienen un peso importante) puede no contar con la viabilidad ni las herramientas de control más eficientes.
Dicho de otro modo, cuando sobran bebidas para la fiesta, nadie se preocupa del precio del hielo, pero ¿cuántos de los proyectos que están en crisis salieron adelante fruto de las facilidades para la inversión? Y lo que debería preocuparnos: puede que lo hicieran sin la previsión adecuada.
Es probable que ahí esté una de las claves.