- Aprende de los mejores. Especialmente de tus jefes y mentores. Observa su forma de actuar y analiza qué es lo que les hace especiales.
- Sáltate a los intermediarios que no aportan valor. Si eso significa esforzarse y correr riesgos, analiza los posibles beneficios si accedes directamente a tus proveedores estratégicos.
- Localiza tu ventaja competitiva. Mejor si son varias, como por ejemplo mejor producto a menor precio.
- Protégete de la competencia. Si cada uno tenéis vuestro nicho y cuota de mercado, estupendo. Pero cuida tu nicho y aumenta tu cuota.
- Recluta talento y fidelízalo. Necesitas tener gente de absoluta confianza cerca y asegurarte de que se sienten agusto, identificados con el proyecto y rindiendo al máximo. Deshazte cuanto antes de empleados que no cumplan tus expectativas en lo que a la cultura de la organización se refiere.
- Busca aliados. Tu propia competencia puede ser un buen aliado si encontráis sinergias, y si no pueden ser tus proveedores, tus clientes o los canales de distribución.
- Controla los riesgos y las amenazas del mercado. Ten a punto estrategias para minimizar los riesgos y atácalos en cuanto den la cara. No esperes a que ocurra un desastre para ponerles remedio.
- Desarrolla un buen canal de distribución. Cercanía al cliente, facilidad, rapidez...Son puntos clave tanto en la distribución de productos como de servicios.
- No gastes más de la cuenta, sobre todo al principio. No se trata solo de ahorrar para invertir, sino, a veces, de no llamar la atención en exceso o no dar la impresión de ser un manirroto.
- Retírate a tiempo. Hacerse a un lado cuando se está arriba del todo nunca es una derrota ni una retirada, sino un triunfo en toda regla.
Estoy seguro de que cuando vayáis a ver la película (bastante recomendable, aunque muy previsible) identificaréis sin problema todos estos puntos.