Bueno, el motivo principal es que apenas se usan. Esto por si sólo no sería muy grave si no fuera porque además son muy caras de fabricar. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre no dice nada sobre los costes de fabricación, pero su homólogo Belga sí. Y ellos dicen que la moneda de 1 céntimo cuesta 1,8 céntimos y la de 2 céntimos cuesta 2 céntimos.
El principal motivo es que el precio del acero no ha hecho más que subir, y este es el principal componente de dichas monedas (más una capa superficial de cobre). No parece que en el futuro esto se vaya a solucionar. Además, la inflación corre en contra de las monedas de menor valor nominal.
Pero precisamente la inflación es el argumento que se usa para no retirar estas monedas. Muchos consumidores piensan que si se retiran las monedas de 1 ó 2 céntimos, el redondeo que habría hasta la siguiente cifra múltiplo de 5 incrementaría los precios. Algo así como lo que sucedió con la introducción del euro.
El debate está ahí. Algunos países se lo han planteado y EEUU también está pensando si retirar las piezas más pequeñas. Quizá se debería también plantear si sería posible contar con unas tarjetas monedero gratuitas tanto para consumidores como para comerciantes creadas por los bancos centrales, que seguramente ahorrarían costes de producir dinero.
Vía | ADN