“Tendemos a crear una equivalencia con el dinero efectivo, pero hay una enorme diferencia. Por ejemplo, nosotros no sabemos quién está utilizando un billete de 100 dólares americanos hoy o 100 pesos mexicanos hoy.
La diferencia clave con las monedas digitales de los bancos centrales es que estos tendrán control absoluto sobre las reglas y regulaciones que determinará el uso de esa expresión del pasivo del banco central; y que también tendremos la tecnología para hacerla cumplir.
Esos dos aspectos son extremadamente importantes y son los que marcan las enormes diferencias con lo que es el dinero efectivo.”
Agustín Carstens, director general del Bank of International Settlements (BIS). Octubre 2020. Cross Border Payment - A visión for future
Partamos de la base que hablamos de monedas digitales gubernamentales, porque existen monedas digitales, sin adjetivar; y para hablar de monedas digitales hay que pensar en Bitcoin, que fue la primera moneda digital que alcanzó ese estatus por la combinación de múltiples tecnologías.
Es decir, no debemos perder esta perspectiva en cualquier análisis que hagamos de las monedas digitales gubernamentales porque nos distrae del problema que Satoshi Nakamoto abordó y solventó de manera magistral, que no fue otro que la creación de una moneda digital descentralizada que no tuviera que depender de ningún tercero para su funcionamiento (p2p).
Este hecho debería ser la primera llamada de atención para cualquier persona que quiera entender qué significan las monedas digitales de los bancos centrales: de primeras, una copia de una original, pero una copia mala, un copycat, un sucedáneo, porque no hereda ninguno de los atributos que hacen a Bitcoin un prodigio en la historia de la Humanidad.
No es una evolución natural del dinero, es la llegada del control absoluto de la propiedad privada
La introducción de las monedas digitales gubernamentales posibilitará una de las características que traen las monedas digitales como es la programabilidad del dinero.
Un dinero programable permite conferir características especiales al dinero según su destinatario, espacio, o tiempo; por ejemplo, permitiría incentivar comportamientos basados en recompensas dinerarias (si utilizas “energía verde” tu dinero vale un 0,01% más) o llegado el caso comprando directamente comportamientos (te damos dinero si compras artículos reciclados) porque el dinero cambia en función de esas variables definidas por el administrador del sistema.
Por eso, el análisis del euro digital, lejos de verse desde una escala comercial, ni tan siquiera desde un punto de vista del sistema financiero, sino que debe ser analizado desde una escala cultural, desde los principios y valores en los que se asienta una sociedad.
La introducción de una moneda digital gubernamental significa haber normalizado como sociedad que una élite, entendida como un conjunto de personas que gobiernan a los gobernados, dictan las normas que regirán el conjunto de la sociedad, no desde un punto de vista de marco legal, sino de microgestión del último comportamiento amparándose cada vez más en herramientas de inteligencia artificial.
La riqueza que atesora una persona ¿de quién es en última instancia?
Pero la pregunta que cada uno tiene que responderse antes de plantearse hablar de un euro digital se encuentra en nuestra cultura y valores que una sociedad se ha dado desde tiempo inmemorial.
¿Qué está por encima, el derecho individual o el derecho colectivo sobre la propiedad privada atesorada por cada uno?
Pongámoslo de otra manera más gráfica; lo que ahorró una familia gracias al sacrificio de todos sus miembros no yendo de vacaciones, no saliendo más de lo necesario, comprando siempre un producto de menor calidad frente a otro superior para ser precavido y guardar para mañana, ese esfuerzo ¿está por encima o por debajo de lo que decidan los funcionarios europeos del Banco Central Europeo en función de su cálculo económico?
Algunos podrán referirse a la Constitución Española en su artículo 128 que define que toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.
Claro está que cuando los constituyentes pensaron en esto, estaban pensando en cómo garantizar al Estado la legitimidad para llevar a cabo expropiaciones como la de una finca para que una carretera pasara. Y para llevar a cabo todo ese sistema existen múltiples procedimientos que han de ser llevados a cabo por ser intrínsecamente físicos.
El problema está en que las monedas digitales pueden ser fácilmente gestionadas con herramientas y que gracias a su trazabilidad, favorezcan todo tipo de medidas de ingeniería social con la excusa política del momento.
El euro digital como nueva herramienta impositiva
Hoy en día los productores y generadores de riqueza en el sector privado nos vemos coartados de manera continua en nuestra generación de riqueza por la existencia de cada vez más impuestos.
Cualquier empresa, generadora última de riqueza en el sistema capitalista, se enfrenta a cada vez más costes directos e indirectos que no tienen que ver con su capacidad de negociación o cálculo empresarial, sino que le vienen dados por agentes externos, en este caso el Estado.
El IVA o los impuestos a la electricidad o al trabajo, ya son per se, obstáculos para la creación de esa riqueza. Cuando el gobernante entiende que hace falta incrementar la recaudación normalmente sube los tramos impositivos como forma de elevar los ingresos fiscales estatales.
Cuando se produce el incremento de impuestos, el productor de riqueza debe generar mayores ingresos, reducir los costes o asumir un menor beneficio cuando no pérdidas, por un coste externo que no tiene que ver con su gestión.
La introducción de un euro digital capacitará a los administradores del sistema a una nueva herramienta impositiva ya que se tendrán las herramientas para microsegmentar a la población y redistribuir la riqueza conforme a sus creencias y entendimientos.
Si ya tenemos a los inspectores de Hacienda promoviendo medidas para evitar que Youtubers tengan libertad de movimiento e irse donde deseen, ¿qué políticas podríamos pensar que se plantearán llevar a cabo teniendo la capacidad de programar el dinero en función de múltiples variables? ¿Propondrían la obligatoriedad del pago de impuestos, no al youtuber que no pueden perseguir pero sí al usuario que pueden identificar?
Lo harán con la excusa de la inteligencia artificial
Madrid, Enero de 2029. La llegada de una ola de frío a toda Europa hace que los precios de energía se quintupliquen. La Comisión Europa declara Emergencia Regional y decide que todos los ciudadanos europeos tienen que aportar una contribución individual a aquellos que tienen menos recursos.
Esta contribución se define en función de variables como el % de compras realizadas a nivel local o el uso de contaminantes en tu vida diaria ya que esos son los que han contribuido, así lo dictan de manera continua los medios de comunicación masivos aún existentes, los que han provocado el incremento en el precio de la energía.
Contar con cada vez más datos en un contexto de euro digital permite una trazabilidad del comportamiento humano sin precedentes y con ello la extracción de información por doquier sobre cómo nos relacionamos económicamente.
Esta información es la que genera conocimiento del tipo: “los trabajadores de Córdoba gastan el 80% de su renta disponible en un 20% de empresas en los primeros 13 días del mes”.
Esas transacciones serán analizadas por todo tipo de sistemas de inteligencia artificial que ofrecerían predicciones basándose en los datos analizados y ante la pregunta planteada por el político sobre cómo reducir la desigualdad entre empresas, el sistema ofrecería “que con un % de probabilidad, ofrecer un extra para consumir en otros espacios que no fueran esos, la diferencia entre empresas se acortaría en un 1%.”
En otras palabras, la sociedad cuenta con cada vez más agentes de inteligencia artificial que ofrecen respuestas a preguntas que se plantean en función de los datos acumulados, la información extractada y el conocimiento generado.
El tomador de decisiones, siempre podrá saber qué preguntas plantear para que un sistema de inteligencia artificial indique la respuesta buscada y con ello la delegación de la decisión a un agente artificial: “no fui yo quien tomó la decisión”
No es ninguna broma lo de las monedas digitales gubernamentales
Si hay algo que nos ha enseñado la Pandemia es que si hubiera habido cerraduras electrónicas desplegadas en cada uno de los hogares españoles, los comités de expertos no habrían dudado por un momento en decretar el cierre obligatorio de estas en función de múltiples variables (distrito sanitario, contagios por habitante, incidencia del COVID en la UVI, etc.)
Si sabemos con lo que estamos viviendo que eso sería plausible, ¿qué podemos esperar de un mundo donde a la clase gobernante le dieran las herramientas para que pudieran microgestionar cualquiera de las transacciones que llevamos a cabo?
Algunas de estas reflexiones son las que cualquier ciudadano de a pie, y especialmente los partidos políticos deben hacerse antes de profundizar en cualquier aspecto del euro digital. No se trata de la técnica, sino del hecho que toda la riqueza generada de manera cooperativa por miles de agentes económicos en el mercado tomando decisiones sea controlada, y pudiendo ser revertida, por una élite de gobernantes.
No se trata de eficiencia, sino que se trata de la libertad de la persona para atesorar su esfuerzo y trabajo en capital que permita incrementarse gracias a sus inversiones. No se trata de luchar contra el que tiene menos, sino de la ingeniería social al servicio de la élite gobernante para cumplir con sus deseos a costa de nuestros pequeños esfuerzos diarios.
El euro digital, como cualquier otra moneda digital gubernamental, significa el fin de la propiedad privada per se del individuo. Ofrece las herramientas para que desactivar la propiedad de las personas sea tan simple como programar el dinero de un grupo de individuos y siempre pudiéndose excusar en las herramientas de inteligencia artificial que serán las que sugieran ese comportamiento.
Lo revestirán de bien común, de redistribución de la riqueza, de lucha contra el fraude cuando no de eficiencia, cuando lo que realmente esconde es una herramienta de control absoluto sobre las reglas y regulaciones que determinarán su uso.
Por eso y como bien decía Agustín Carstens, el director del BIS y con el que comenzábamos este artículo y que merece ahora la pena recordar como colofón:
La diferencia clave (del dinero actual) con las monedas digitales de los bancos centrales es que estos tendrán control absoluto sobre las reglas y regulaciones que determinará el uso de esa expresión del pasivo del banco central; y que también tendremos la tecnología para hacerla cumplir.