En próximas fechas estaba prevista la modificación del Reglamento General de Circulación, concretamente añadiendo al artículo 92 el siguiente punto:
Queda prohibido el estacionamiento de vehículos en la vía pública, para su venta o con la finalidad de ejercer actividades comerciales no autorizadas.
Es decir, se buscaba ilegalizar el dejar el coche con el cartelito del se vende, sin determinar claramente la diferencia entre el particular-particular, y los que tienen 10 coches permanentemente parados en un arcén o en un centro comercial, además de acabar con las furgonetas distribuidoras de comida sin las pertinentes licencias.
Convien recordar que este intento venia a suponer una legalización general de esta actividad, superando las meras prohibiciones locales que algunos ayuntamientos disponían en sus ordenanzas municipales.
El caso es que, para disgusto de ANCOVE, Asociacion Nacional de Comerciantes de Vehículos, que había impulsado esta medida con la excusa (siempre útil) de las mafias que pidiera haber detrás, la DGT ha dado marcha atrás y dicha prohibición se ha caído del borrador.
Pero este verbo da para mucho más. Por ejemplo, para que hay hosteleros que se quejen contra las paellas clandestinas, considerando como tales aquellas que elaboran porteros de urbanizaciones de veraneo, o las realizadas dentro de los clubs sociales de esos mismos inmuebles. Y todo ello sin apps neoliberales que les ladren.
Tengan cuidado ahi afuera, que decían la comisaría de Hill St. El mundo está lleno de empresarios que, en vez de preguntarse los motivos por los que la gente prefiere optar por la competencia, azuzan al perro gubernamental contra la misma. O contra sus potenciales clientes.
Más información | FEDEME, coches.com, TheFoodieStudies
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Imagen | Benjie Ordoñez