Devaluar la moneda sin poder hacerlo

Hoy publica El Economista un artículo muy interesante sobre cómo podría hacer España para obtener una devaluación efectiva de su moneda sin llegar a hacerlo (debido a que no puede, ya que para ello debería salirse del Euro). Esta es la forma con la que se intentó solucionar la crisis de principios de los 90, y con la que bromeamos el pasado 28 de diciembre.

La idea que está detrás de la devaluación de la moneda es que nuestros productos sean más competitivos a nivel internacional. Si derrepente se devalúa un 10% nuestra moneda, nuestros productos pasan a ser un 10% más baratos, y tenemos la posibilidad de que exportar más, al ser más competitivos. Además, las importaciones se vuelven un 10% más caras, y por tanto se importaría menos productos extranjeros. Sumados estos dos efectos, lograríamos que nuestro déficit comercial fuera más bajo, quien sabe, a lo mejor se eliminaría del todo, con lo que tendríamos un modelo productivo mucho más sostenible.

Eso sí, esta medida tiene también sus problemas: la inflación aumentaría (hay productos que tenemos que importar debido a que no tenemos otra alternativa, como por ejemplo el petróleo) y habría una fuga de capitales, puesto que los inversores extranjeros perderían mucho dinero y siempre existe la posibilidad de que haya nuevas devaluaciones que deteriore aún más sus inversiones.

Al final lo que se pretende con una devaluación es que los costes de producción sean más bajos. Y desde El Economista lo que se propone es lograr el mismo efecto, pero con otra medida: que bajen los costes salariales vía unas menores cotizaciones sociales y unos menores impuestos a las empresas. Proposición muy interesante, ya que no afectaría a los salarios de los trabajadores pero si abarata su coste. Pero claro, esto tiene también sus inconvenientes.

Si se tomara una medida así posiblemente el superávit de la Seguridad Social se perdería, y este superávit se usa para dotar un fondo para pagar las pensiones de cuando la generación del baby boom se jubile. Es cierto que esto es una cosa a largo plazo, pero si empezamos a dilapidar el fondo antes de tiempo vamos a tener problemas bastante graves. La idea de bajar los impuestos a las empresas haría que subiera aún más el déficit fiscal, lo cual hace que aumente el endeudamiento del Estado y que tengamos que pagarlo todos los españoles. Al final estas dos medidas son muy parecidas, porque si la Seguridad Social se queda sin dinero, se financiaría vía impuestos. Con estas medidas el Estado tendría que lograr ingresar más dinero de las personas físicas para compensar lo que deja de ingresar de las empresas. O eso o se decide reducir los gastos públicos.

Es decir, esta medida tendría ventajas, nos haría más competitivos. Pero también tiene el inconveniente de que no es compatible con el aumento de gasto público Keynesiano que están tomando muchos países (o si lo es, a costa de un déficit enorme).

De momento lo que está sucediendo es que las empresas están reduciendo sus costes laborales por su cuenta, despidiendo a gente y aumentando de forma forzada la productividad de los que se quedan. Al final en la economía todo tiende a compensarse de una forma u otra.

Vía | El Economista
Foto | FluxBit

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