Continuando con nuestro recuento de quién es quién en la producción de petróleo, en las siguientes gráficas presentamos la producción de Argentina y Brasil. Los datos, como siempre, estan tomados de la Oficina de Información Energética de Estados Unidos, EIA. Tal como señalé en el post anterior, el tema está candente para el mundo por el alto precio que ha alcanzado el crudo, y para España, por la expropiación de YPF a Repsol, empresa que llevaba bastante años desinvirtiendo en la petrolera para repartir ganancias entre sus principales accionistas: La Caixa y BBVA.
Los planes de desinversión de Repsol fueron anunciados por varios medios, como Expansión, Herald Tribune o la propia Repsol que ya en 2010 daba cuenta de su intención de desprenderse de activos como los que entregó a la brasileña Petrobras. Esta fue la tónica que mantuvo Repsol-YPF a lo largo de toda su gestión, en un proceso de desinversión que la arrastró a una producción cada vez menor desde la misma privatización de la empresa, en 1999. Como muestra la gráfica, YPF pasó de producir 920 mil barriles diarios de petróleo en 1998 a los 760 mil barriles de 2011, una caída del 18%, lejos del aumento de 300% de la petrolera brasilera, como muestra la gráfica siguiente:
La caída en la producción de petróleo de Repsol-YPF ha sido esgrimida por el gobierno argentino como la principal causa para la expropiación de la petrolera, que ha sido declarada una empresa de utilidad pública. El gobieno argentino estableció como objetivo prioritario el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, y la explotación, la industrialización, el transporte y la comercialización de los mismos. Como señaló Cristina Fernández:
de proseguir con la política de vaciamiento, de falta de producción y de exploración, nos tornaríamos en un país inviable, por políticas empresariales y no por falta de recursos, ya que somos el tercer país en el mundo, luego de China y EE.UU., en reservas de gas”, y agregó que el año pasado fue “la primera vez en 17 años que la Argentina tuvo que importar gas y petróleo”
En esa misma declaración Fernández denunció que a pesar de haber reducido la producción, YPF-Repsol había duplicado sus ingresos en el último ejercicio, pese a que su ineficiencia obligaba a importar combustibles para mantener la producción agrícola, ganadera e industrial. De ahí que la medida contra Repsol-YPF la califique como una “recuperación de la soberanía”.
Historia de una privatización
Yacimientos Petroliferos Fiscales (YPF) fue el principal activo estratégico económicamente viable del Estado argentino entre 1922 y 1992. En estos setenta años, YPF logró expandir la oferta y la producción de energía en todas sus formas (petróleo, gas natural, electricidad) diversificando el suministro eléctrico y permitiendo una configuración de la estructura económica del país basada en la industrialización para sustituir importaciones de consumo masivo (el conocido modelo ISI). También permitió el desarrollo de industrias claves como el acero, la petroquímica, las industrias automotriz, aeronáutica y naval, y el avance científico-tecnológico del campo nuclear.
Con YPF el Estado argentino formuló e implementó una serie de políticas de planificación estratégica que resultaron en el desarrollo de un aparato productivo que posibilitó mejores ventajas competitivas para la economía y las condiciones de vida de los argentinos, confirmando la dependencia que ha alcanzado nuestra civilización respecto al petróleo, tal como señalé en el post ¿está preparada la humanidad para el fin del petróleo?
Sin embargo, el modelo económico de la dictadura militar (1976-1983) basado en la desindustrialización, el estancamiento científico y técnico, la desregulación de los mercados, el ajuste estructural y el endeudamiento externo, sentó las bases para la completa enajenación del sector petrolero argentino que se ejecutó durante los dos gobiernos de Carlos Menem: la primera parte culminó en 1993 y la segunda en 1998. Como siempre, los argumentos dados por el gobierno de Menem para la privatización fueron los acostumbrados: YPF da pérdidas; hay una corrupción institucionalizada; el Estado no está en condiciones de invertir en la exploración de hidrocarburos, etc. Así fue como la española Repsol se hizo de YPF por la módica suma de 2 mil millones de dólares para cubrir los números rojos del gobierno de Carlos Saúl Menem, riojano que dejó a Argentina en la total bancarrota como quedó demostrado dos años más tarde.
Desinversión: hundimiento y ruina
Como señaló en esta entrevista de 2005 el investigador de la Universidad de Barcelona, Marc Gavalda, los problemas de Repsol comenzaron tempranamente y en 1999 la empresa amenazó al gobierno de De la Rua con planes de desinversión si no se les prorrogaba la concesión de unos yacimientos de hidrocarburos. La desinversión de Repsol-YPF en un sector que requiere de inversiones constantes para mantener el nivel de producción como indicamos en ¿Qué impulsa al alza el precio del petróleo pese a la caída de la demanda?, ha significado un descenso constante en la valoración de la empresa como presenta esta carta bursátil para los últimos 12 meses de Repsol-YPF
El hundimiento de Repsol-YPF ha sido imparable y el gobierno del presidente Mariano Rajoy no debería amparar el auxilio de esta empresa dado que la mayoría de los capitales de Repsol no sólo no pertenecen a empresas españolas sino que tienen la práctica habitual de operar en paraísos fiscales, como señala este artículo de Eduardo Muriel ¿Dónde esta el Repsol de los españoles?, y este otro de Alberto Garzón. De ahí que sean desmedidas la represalias que está tomando Repsol, como indica este artículo de El País, cuando la empresa ha estado en caída continua, a nivel de producción y a nivel bursátil.
Además, técnicamente Repsol no es una empresa española dado que la mayoría de su capital no es español, y tampoco beneficia al gobierno o a los trabajadores españoles dado que evade impuestos en los paraísos fiscales. Su pedido de socorro implica un serio golpe al gobierno de Mariano Rajoy, justo en momentos en que el gobierno emprende una cruzada contra el fraude y los paraísos fiscales, y en instancias donde pretende recuperar la confianza y credibilidad de los mercados internacionales. Este golpe puede avivar aún más la tensión que vive España, y sumirla en un derrotero de pseudopatriotismo y perdición.
Más información | Página 12, El Economista, El País
En El Blog Salmón | Argentina expropia YPF a Repsol, un tiro en el pie