Tenemos un mes por delante antes de que finalmente, si no hay ningún cambio de por medio, se resuelva finalmente el Brexit el próximo 31 de octubre.
Hasta la fecha final, nos encontramos con dos días claves. El 16 de octubre, el primer ministro, Boris Johnson, acudirá al Consejo Europeo para buscar alternativas a la frontera irlandesa. Seguidamente, el 19 de octubre, el Parlamento británico ha señalado que esta fecha sería el límite para el acuerdo o bien una nueva prórroga.
Sea como fuere ya se inician las presiones a los socios europeos y entre ellos a España. El presidente de la Cámara de Comercio del Reino Unido, Christopher Dottie, señala que España sería el segundo país más afectado el escenario de un Brexit duro (el primero sería Irlanda) y lo justifica con la implicación de los 3.000 millones de inversión británica que recibe actualmente nuestro país, situando al Reino Unido como el primer inversor extranjero en España.
Las siguientes líneas vamos a desarrollar las razones por las que España está mejor posicionada de lo que pudiera parecer ante un escenario de Brexit, remarcando las fortalezas de la economía española.
Un crecimiento económico sólido, por encima de la Eurozona y el Reino Unido
Sin lugar a dudas, el aspecto más destacable de la economía española reside en su fuerte crecimiento que se ha mantenido, trimestre a trimestre, por encima de la media de la Eurozona durante los últimos años de ciclo expansivo.
Según los últimos datos del segundo trimestre de 2019, la economía española se expandió un 2,1% frente al mismo trimestre del año anterior. A pesar de la desaceleración, España crece por encima de sus principales socios y actualmente la Eurozona avanza al 1,2%, la misma tasa de crecimiento del Reino Unido.
El motor de la economía española es la demanda nacional, con una gran fortaleza en todos los componentes. Entre todos ellos, debemos destacar la formación bruta de capital fijo, y en particular, la inversión en bienes de equipo, en un contexto tipos de interés al 0% que se mantendrán sin cambios durante un largo periodo.
Que la demanda nacional sea pilar para sostener el crecimiento económico reduce el riesgo de impacto económico ante un riesgo externo como el Brexit en el que las exportaciones se vean afectadas por el principal socio comercial.
La ganancia en competitividad para afrontar el impacto del Brexit
El ministro británico para el Brexit, Steve Barclay, recientemente comentó que las pymes españolas no se encontrarían preparadas para un escenario de Brexit duro. Pero ¿es cierto?
España se encuentra relativamente bien posicionada ante el Brexit, gracias a la ganancia de competitividad por la devaluación salarial y a un entorno empresarial que ha sabido mirar hacia la apertura de sus ventas fuera del país.
Si nos fijamos en la evolución de los costes laborales unitarios nominales se aprecia la ganancia en competitividad. Según Eurostat, los costes laborales unitarios en España aumentaron un 0,9% interanual en 2018, el tercer incremento en los últimos nueve años. Por su parte, aumentaron en mayor medida en la UE (1,6%), Alemania (2,8%), Francia (1,0%), Italia (2,0%) y el Reino Unido (2,5%).
Desde el año 2015 España lidera el ranking en competitividad en materia turística según el 'Informe de Competitividad de Viajes y Turismo', realizado por el Foro Económico Mundial. Por ello, a pesar de que Reino Unido es el principal emisor de turistas a España con dos millones, España tiene fundamentos suficientes para absorber el impacto, mientras que el Reino Unido ya está soportando una de las primeras consecuencias del Brexit con la quiebra del touroperador Tomas Cook.
Si atendemos a los últimos datos la competitividad ha sido especialmente positiva. Según el Informe Trimestral sobre Índices de Competitividad de la Secretaría de Estado de Comercio, España aumentó su competitividad de precios en el primer semestre de 2019 respecto al mismo semestre del año anterior frente a la Eurozona (-0,6%), así como frente a la UE (-0,5%).
También, frente a los países de la OCDE, la competitividad de España aumentó en el primer semestre de 2019 (-2,2% interanual), por la combinación de la depreciación del euro frente a las monedas de los países de la OCDE (-1,4%) y la menor inflación (-0,8%).
En el supuesto de un Brexit con acuerdo o sin, esta capacidad competitiva lograda, le concede a España un margen de flexibilidad suficiente para, una vez absorbido el impacto, la búsqueda o expansión de socios comerciales tanto dentro como fuera de la Unión Europea.
Es más, la balanza por cuenta corriente española se encuentra positiva con un peso relativo al PIB del 0,9%, mientras que el Reino Unido cuenta con una balanza por cuenta corriente deficitaria con un peso relativo a su economía del 3,5%.
Inversiones realizadas entre España y el Reino Unido
En 2017, el Reino Unido fue el país con mayor stock inversor español (17,2% del total), con un crecimiento del 4,3% hasta los 80.415 millones de euros respecto a 2016. El Reino Unido se mantuvo como segundo país inversor en España, el primero fue Estados Unidos, sumando 54.518 millones de euros.
Por lo tanto, tenemos una diferencia de 16.000 millones de euros de inversiones en stock en el Reino Unido. Dicho de otro modo, entre España y el Reino Unido sería el primero el que podría hacer mayor daño con la retirada de las inversiones.
Además, la situación que está viviendo el Reino Unido con el Brexit puede tener implicaciones favorables a largo plazo para la economía española ya que cuenta con unos fundamentos sólidos en materia de apertura a la inversión internacional.
Según la OCDE, España se posiciona como el noveno país con aquellas regulaciones más abiertas en materia de inversión internacional lo que significa que es una plataforma clave para la instalación de negocios internacionales.
Debido a este posicionamiento, hoy sería el decimotercer país qué mayor inversión directa está recibiendo -el 2% del total global-, mientras que el Reino Unido asume el doble de recepción de inversiones (4% del global).
Si el Reino Unido y específicamente la City de Londres pierden su atractivo inversor tras el Brexit, existiría una posibilidad de atraer inversiones que en una situación volátil no irían destinadas al reino Reino Unido, beneficiando así a España.