En la conferencia anual de política monetaria que se celebra en Jackson Hole, Wyoming, Mario Draghi dió un golpe de timón contra Ángela Merkel rechazando los planes de austeridad y anunciando políticas para impulsar la demanda agregada, inclinándose así a las presiones de Francia e Italia. La conferencia de Jackson Hole es uno de los eventos más esperados del año dado que asisten los principales banqueros centrales del mundo, incluyendo a Janet Yellen, de la Reserva Federal; Mario Draghi, del BCE; y Haruhiko Kuroda, del Banco de Japon, junto a muchos otros banqueros. Es una reunión donde se discuten los avances de las políticas monetarias frente a la crisis, reconociendo que en muchos casos sólo ha habido retroceso.
Existe un consenso unánime de que los planes de austeridad implantados por Ángela Merkel han agravado la crisis en Europa y la han arrastrado a una nueva recesión. Por eso Mario Draghi considera que los países deben ser alentados a gastar más para impulsar el empleo y evitar lo que comienza a ser visible para muchos: la década perdida para Europa o como advertíamos en enero: el peligro de la trampa 3-D, deflación, desempleo y altos niveles de deuda. En su discurso, Draghi señala que los países deben ser alentados a gastar más, dando así un sorprendente giro de 180 grados a las políticas que ha adoptado el BCE. Draghi se ha convencido de que Europa no va a ninguna parte con las actuales políticas y defiende ahora programas de crecimiento y mecanismos más flexibles para la nueva deuda de los Estados.
Este nuevo discurso de Draghi acerca al BCE a la posición del primer ministro italiano, Mateo Renzi y el premier galo Francois Hollande, que ven cómo sus economías sufren de un estancamiento prolongado sin que los planes de flexibilización cuantitativa tengan un impacto real en la economía. Italia y Francia luchan con enormes montañas de deuda y en repetidas ocasiones han pedido un ablandamiento de las reglas a los déficit de la zona euro, que implican duras sanciones a los países que las incumplan, sin importar que estas medidas propaguen la recesión y agraven la crisis.
Italia ha fracasado en la implementación de reformas efectivas a la crisis económica y ha vuelto a caer en recesión, como señalamos aquí. La postura de Renzi siempre ha sido crítica y desafiante al BCE de Draghi. Por eso esta vez, y emulando las políticas de la Reserva Federal en Estados Unidos, Draghi tomó la ventaja haciendo posible soluciones al problema de la deuda más flexibles para los países. Estas medidas podrían ser utilizadas para "dar respuesta a la débil recuperación económica europea y crear un espacio para las reformas estructurales necesarias".
La creciente preocupación de Draghi por el alto desempleo y la baja inflación en Europa indica que las medidas del BCE fueron ineficaces en toda la linea. La impresión de dinero masivo y la venta de los bonos del gobierno no resultan eficaces si no son acompañados de reformas estructurales en cada país y políticas discrecionales. Draghi quiere continuar con la impresión de dinero, pero sugiere que el dinero podría servir en el futuro para estimular el crecimiento y el empleo de los países. Europa necesita crear empleo dado que este es el problema más urgente e inmediato. Por primera vez, Mario Draghi se va en contra de las órdenes de Ángela Merkel, y plantea mecanismos para aumentar la demanda agregada.
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