El metro de Bilbao ahora llega a Basauri, un pueblo del área metropolitana. Eso ha provocado que aunque los comerciantes de la zona ven que tienen un mayor potencial de clientes, por otro lado los vecinos de Basauri tienen más facilidades para hacer sus compras en Bilbao. Algunos se quejan de que pierden clientes.
Para solucionarlo piensan en hacer cursos de formación y actividades culturales que les permitan atraer a más público. De ese modo podrían atraer a la gente de otras localidades a Basauri y vender en sus tiendas. Personalmente me parece bien, quieren competir con el resto de la comarca. Pero ahora supongamos con el permiso de los mencionados que los comerciantes basauritarras se hubieran comportado de otro modo. Por ejemplo al estilo del gobierno argentino.
En este caso los comerciantes hubieran saboteado las obras del metro, hubieran interpuesto denuncias e intentado parar el proceso judicialmente. En el caso de que quisieran mantener a sus clientes cautivos repartirían octavillas por las calles hablando sobre las ventajas de comprar en Basauri y las desventajas de comprar en Bilbao. Una vez construido el metro se turnarían para gritar a aquellos que volvieran con bolsas de otros establecimientos llenas. Los basauritarras que quisieran hacer sus compras en Bilbao irían en coche u ocultarían el tráfico de mercancías en mochilas y bolsos.
Obviamente esto no es más que una parodia, pero si empezamos a aumentar las fronteras no es raro. Hubo una época en la que agricultores franceses tiraban camiones llenos de fresas españolas porque les parecía competencia. Hemos tenido debates sobre boicots a productos catalanes y no catalanes dentro de las fronteras de un mismo estado.
Hoy en día hay quien está en contra de los chinos, negándose a comprar en establecimientos regentados por chinos como forma de bloqueo (cuando muchas veces estos venden productos fabricados en muchos sitios y cuando los productos made in China se venden en casi todos los comercios independientemente de la nacionalidad del propietario).
Me gustaría que alguien me explicara las fronteras que hacen que un producto deja de ser comprable. ¿Si es de fuera de mi pueblo, de mi provincia, de mi autonomía de mi país, de mi unión supranacional…? Yo creía que todos somos humanos, aunque a la hora de comprar no todos somos iguales. Al menos en la mente de muchos.
Vía | Meneame, El Correo
En El Blog Salmón | El ultimo refugio de Sarkozy [por IC]
Imagen | Javier Leiva