La batería es uno de los elementos esenciales y de mayor valor en un coche eléctrico. Su sustitución puede implicar un gasto considerable, que varía entre 4.000 y 33.000 euros, dependiendo de si se requiere reemplazar un módulo específico o toda la batería completa.
Debido a su elevado coste, este componente se convierte en un factor clave que incrementa significativamente el precio de los vehículos eléctricos y que suele ser objeto de máxima atención, especialmente cuando se busca recuperarlo tras incidentes o accidentes.
Y de hecho, estos son los que más se están repitiendo últimamente cuando hablamos de coches eléctricos. ¿El último? Un tren cargado con 60 unidades del Porsche Taycan, un deportivo eléctrico de alta gama, sufrió un accidente que dejó a los vehículos con daños irreparables.
Sin embargo, algunos módulos de sus baterías permanecieron en buen estado, lo que despertó el interés de empresas de repuestos. Estas piezas, conocidas por su alto rendimiento y calidad, se han puesto a la venta en portales especializados, prometiendo ser una oportunidad para reutilizar componentes de alto valor. Sin embargo, aquí llegan más malas noticias para la empresa.
Nadie quiere las baterías eléctricas recuperadas
La web Jag35, especializada en la venta de componentes electrónicos, ha puesto a disposición los módulos de las baterías recuperadas. Estos, de 22 voltios y 2,8 kWh, están compuestos por 12 celdas LG Chem cada uno y cuentan con una placa secundaria BMS (sistema de gestión de batería) que monitorea voltajes y temperaturas. Sin embargo, el comprador debe adquirir un controlador adicional, necesario para su funcionamiento, lo que complica su reutilización.
El precio inicial de estos módulos era de 189 euros, pero ante la falta de compradores, ha descendido a 143,95 euros por unidad. Aunque parece un precio competitivo, ensamblar una batería completa para el Taycan sigue siendo una tarea monumental. Solo el coste de reunir los 33 módulos necesarios asciende a más de 4.700 euros, sin contar la carcasa, el sistema de refrigeración, el cableado y la homologación necesaria para garantizar la seguridad.
El Porsche Taycan utiliza una innovadora plataforma de 800 voltios, diferente de la mayoría de los coches eléctricos, que suelen operar a 400 voltios. Esto hace que sus componentes sean únicos, lo que añade complejidad a cualquier intento de ensamblar la batería fuera de los estándares de Porsche.
La batería Performance Plus del Taycan tiene 33 módulos, cada uno compuesto por 12 celdas de diseño flexible, conocidas como "de bolsa". Estas celdas optimizan el espacio y reducen el peso, ofreciendo una capacidad total de 93,4 kWh. Este nivel de ingeniería hace que intentar recrear una batería funcional sea una tarea reservada a expertos. Además, cualquier batería que no esté debidamente homologada supone un riesgo, especialmente en caso de accidente o incendio.
Riesgos de reutilizar baterías sin certificación
El intento de reconstruir una batería sin cumplir los estándares de seguridad puede ser un auténtico problema. Los incendios en baterías de coches eléctricos son un peligro cada vez más frecuentes, y las unidades no certificadas pueden incrementar este riesgo. Además, cualquier vehículo que circule con una batería no homologada podría enfrentar problemas legales y técnicos.
De hecho, incluso las baterías diseñadas por los fabricantes enfrentan desafíos. Recientemente, Porsche anunció la retirada de casi 30.000 modelos Taycan en Estados Unidos debido a un riesgo potencial de cortocircuito en sus baterías, lo que aumentaba la posibilidad de incendios. Esto evidencia que incluso las soluciones más avanzadas pueden presentar fallos, lo que refuerza la importancia de la certificación y la seguridad en el diseño y uso de baterías.
Las baterías de los coches eléctricos no dejan de explotar
Los incidentes relacionados con incendios en baterías de coches eléctricos han generado preocupación en el sector. Estos episodios no solo ponen en peligro a los ocupantes, sino que también plantean preguntas sobre la seguridad y el manejo adecuado de las baterías.
Por ejemplo, en 2021 un Tesla Model S Plaid se incendió espontáneamente en Estados Unidos, mientras el conductor estaba al volante. Los bomberos tardaron horas en extinguir las llamas debido a las propiedades químicas de las baterías de iones de litio. Un caso similar ocurrió en China, cuando un coche eléctrico estacionado explotó en un aparcamiento subterráneo, causando daños estructurales en el edificio.
Aunque los incendios en coches eléctricos son menos frecuentes que en vehículos de combustión interna, las baterías quemadas son más difíciles de extinguir y generan humos altamente tóxicos. Mientras, las aseguradoras han comenzado a ajustar sus pólizas para coches eléctricos debido al coste elevado de reparar o reemplazar las baterías tras accidentes.
La industria automotriz enfrenta un desafío importante para garantizar la seguridad de las baterías, mejorar su reciclaje y educar a los consumidores sobre su manejo. En un futuro (y presente) cercano, la seguridad, la certificación y el reciclaje eficiente serán factores clave para el éxito de los coches eléctricos, ¿se conseguirá? Los datos tendrán como siempre la última palabra.