Su negocio ha sido el de mayor volumen y su evolución, una de las más positivas. El último año de Facebook ha servido para dar la vuelta a todas las tendencias y para convertirse en lo que todos le reclamaban: una compañía móvil. Sin embargo, este caso de éxito puede hacer pensar a los inversores y mercados que ese enorme crecimiento ha de ser la regla y no la excepción. Que el resto de actores deben igualarlo. Y eso no es más que una losa.
Hoy Twitter se despeña casi un 11% en los mercados ante unos resultados en los que las señales de alarma no abundan, más allá de la importancia de sus pérdidas económicas. Parece que muchos inversores se han cansado de esperar los grandes resultados que se prometían desde el otro lado ante la esperadísima salida a bolsa. Unas expectativas que, además, tienen un espejo equivocado en el que mirarse: Facebook.
La compañía de Zuckerberg no puede ser baremo. Ni por la naturaleza de la red, ni por su condición ‘global’, ni por su evolución en lo económico. No puede serlo para Twitter, aunque se empeñen los propios directivos de la empresa hasta con rediseños que se dirigen a una ‘facebookización’. Ni tampoco puede serlo para Linkedin, cuyo modelo de negocio es sólido pero su capacidad de crecimiento en usuarios no puede tener en la gran red social su espejo.
Como asegura Robert Hof en Forbes, “Twitter no será nunca Facebook”. Y señala que los inversores están completamente equivocados: que, realmente, la única posibilidad de éxito de la red de los tuits pasa, precisamente, por diferenciarse de la de Zuckerberg. Señala que el valor (económico) de la participación de los usuarios en la red es mayor y que su propia naturaleza la lleva a estar formada por un grupo de usuarios enormemente comprometido, pero mucho más pequeño.
Linkedin cerró el último trimestre del año con un crecimiento del 47% de ingresos y unos beneficios de 3,8 millones. Los resultados no tendrían que ser motivo de desconfianza si no fuera porque justo al lado se encuentra la maquinaria de Facebook sigue a pleno rendimiento.
Ni Linkedin ni Twitter podrán llegar a ser, con toda probabilidad, redes sociales masivas ni lograrán crecimientos casi 'insanos'. Y eso no tiene por qué ser un impedimento para que generen un importante negocio. El problema radica en generar expectativas falsas y equivocadas, en pretender que todos vayan a la misma velocidad, que todos tengan más de 1.000 millones de usuarios activos. Facebook no puede ser el espejo de nada. Su éxito no tiene por qué ser un lastre para los demás.
En El Blog Salmón | Facebook se consolida como una compañía móvil y bate todas las previsiones Imagen | Robert Scoble