Desde hace algunos años, algunos analistas venimos haciéndonos eco y analizando el creciente interés por parte de las grandes tecnológicas en ofrecer servicios bancarios y financieros. Es un secreto a voces que varios de estos gigantes con pies de Silicio vienen experimentando a pequeña o a gran escala con servicios financieros "utility" o básicos, con crypto-monedas propias, con la inteligencia artificial aplicada a la gestión de capitales, o incluso algunas barajan e incluso han llegado a desarrollar bancos online propios.
Pero recientemente ha surgido un rumor que apunta a una nueva fase de esta batalla por hacerse un hueco en el sector financiero del futuro, y que está protagonizado por una de las tecnológicas por excelencia, que está en boca de todos por su disruptor y visionario concepto de computación en la nube. Hablamos ni más ni menos de Amazon, y el paso que se rumorea que puede estar bajando supone un giro sustacial en la forma en la que las tecnológicas se están aproximando al sector financiero.
El interés de las tecnológicas por el sector financiero
Hace cuatro años que un servidor ya escribió un análisis sobre las repercursiones que podrían tener la posible entrada de los conocidos como GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon) en el mercado de servicios financieros; lo hice con el artículo que les enlazo aquí: "The Bank of Facebook o El riesgo sistémico real de las monedas virtuales". En estos años obviamente las estrategias de acercamiento de las tecnológicas al mundo bancario y de las finanzas han variado, pero dicho interés ahora estratégico tuvo su semilla originaria en el mismo hecho que abordaba en aquel post, y por el que las tecnológicas han empezado también a estar en el punto de mira de las autoridades regulatorias: el dinero virtual que acumulan los clientes de las GAFA en saldo, tarjetas regalo, o como fuere en cada caso.
Efectivamente, estas cantidades dinerarias, dado el tamaño y escala de las GAFA, suponen unas cifras que superan en muchos casos los depósitos de pequeñas y medianas entidades financieras que sí que han de atenerse a estas regulaciones estatales. Es por ello por lo que los reguladores se están empezando a plantear seriamente que deben cambiar la perspectiva con la que contemplan actualmente este tipo de dinero. Barajan tal vez pasar a considerarlos depósitos (que efectivamente es lo que al fin y al cabo son), y que les aplique la regulación al efecto, bien sea la vigente para las entidades bancarias y finacieras, bien sea una nueva y específica adaptada a su casuística particular.
El caso concreto de Amazon: el gigante retailer online de (casi) todo
Pero analicemos en concreto la trayectoria de uno de los protagonistas de estos rumores del sector. En lo próximos párrafos voy a ponerles en contexto, no sólo de lo visionario de la estrategia tecnológico-financiera del gigante de Seattle que está conquistando el mundo, sino también del sentido complementario que tendría la supuesta adquisición para aportar valor a la compañia y a sus clientes.
Es obligado recordarles la capacidad visionaria de la dirección de esta compañía, y de cómo vieron antes que nadie el negocio potencial que podría haber tras la computación en la nube. Con esta visión decidieron fundar Amazon Web Services (AWS), para poder aprovechar la capacidad computacional de la plataforma de su tienda online Amazon.com, y así poder hacer negocio revendiendo la potencia remanente a terceros. Éste fue el germen del gran gigante del Cloud de hoy en día, y que, como pueden leer en esta noticia de Quartz, se ha convertido en la joya de la corona del grupo, crece a tasas interanuales de más del 50%, y está aportando unos vitales ingresos al grupo en un momento en que su actividad como retailer puede estar alcanzando la madurez de su expansión.
Las múltiples iniciativas de Amazon en el terreno tecnológico, especialmente dentro de los servicios que ofrece a través de AWS son disruptoras, y están liderando una auténtica revolución en el mundo de las TIC. Pero hay también parte de las iniciativas tecnológicas del gigante del comercio online que hace tiempo ya empezaron a revelar su interés por entrar en el sector financiero y bancario. Una de estas iniciativas fue el proyecto que puso en circulación las Amazon Coins, su propia divisa virtual que, como pueden leer en esta noticia, llegó a España hace menos de dos años. Las Amazon Coins estaban inicialmente diseñadas para permitir a los clientes de la compañía comprar en las tiendas de la gigante del e-commerce música, libros y aplicaciones, así como para hacer compras in-app dentro de estas mismas.
Pero las pretensiones de esta moneda virtual van más allá de soportar un mero saldo para sus clientes, además Amazon Coins permite a los desarrolladores vender sus aplicaciones en esta divisa como una forma de pago adicional que les proporciona más ventajas, y se constituye así en una moneda de intercambio comercial entre agentes económicos más allá de un saldo o unas tarjetas regalo. Es por este tipo de perpectiva y proyección de las actividades de los gigantes GAFA por lo que les comentaba que están actualmente en el ojo de mira de las autoridades regulatorias bancarias. Y el tema tiene todo el sentido, puesto que, como les apuntaba en mi post hace cuatro años, estas nuevas divisas virtuales traeán sin duda nuevos riesgos económicos que, dado el caso, pueden llegar a ser sistémicos o al menos muy relevantes, y que conviene regular cuanto antes a fin de evitar futuras crisis.
Para que puedan valorar lo necesario de esta regulación simplemente les diré que Amazon no es simplemente el mayor retailer online del mundo, su proyección a futuro es mucho más que eso. Su dimensión y peso específico en la economía del futuro pueden ir más allá al convertirse en una gran plataforma B2B, que estratégicamente haría de gran intermediario en las transacciones comerciales entre empresas terceras. De hecho, como pueden leer en esta noticia de Reuters, las pretensiones de Amazon para su Marketplace parecen apuntar en esta dirección. El Marketplace de Amazon surgió como estrategia de la compañía para competir con la naciente eBay, tras el fracaso inicial de su estategia de más o menos replicar el modelo de negocio del gigante de las subastas.
Pero tras el fracaso inicial, Amazon decidió innovar a lo grande e inventar un nuevo concepto de intermediación comercial, y lo hizo abriendo su tienda online como plataforma para ofrecer a comerciantes terceros un servicio online donde realizar sus ventas. Con ello tendremos un gran intermediario comercial, incluso con una moneda propia... un terreno inexplorado para la economía y para los reguladores. Y ya saben bien los riesgos que se esconden tras la imprevisibilidad del futuro de las innovaciones financieras. La regulación es necesaria, casi seguro que no será perfecta, puesto que adivinar los futuros riesgos de una crisis que todavía no ha llegado es una tarea harto difícil, pero estarán de acuerdo en que peor es no tener nada y quedar totalmente expuestos a los riesgos de un futuro que trae progreso, pero también nuevas amenazas.
El run-run del mercado: Amazon podría barajar la posibilidad de adquirir Capital One
Pero el posicionamiento de Amazon en el mundo económico-financiero no acaba aquí. Por si lo anterior no es poco, como pueden leer en esta noticia, la noticia que daba título a este análisis es que Amazon puede estar barajando la compra de Capital One. Como pueden leer, esta compañía fue pionera en los noventa en comercializar masivamente tarjetas de crédito, y actualmente es uno de los diez mayores holdings bancarios de EEUU por activos y depósitos. Este banco posee más de 800 sucursales a nivel nacional y 2.000 cajeros, y también se ha expandido internacionalmente a Canadá y Reino Unido. En 2015 el 62% de los ingresos de la compañía provinieron de su negocio de tarjetas de crédito, y el resto de sus actividades bancarias. Sus activos en 2015 ascendieron a 334.000 millones de dólares.
Este rumor ha cogido por sorpresa a propios y ajenos, puesto que en el sector casi todos pensaban que el abordaje que las tecnológicas iban a hacer sobre el sector bancario y financiero iba a venir con la creación de nuevos bancos online partiendo de cero. El motivo por el que ésta era la creencia más generalizada hasta el momento es que ello permitiría rediseñar el negocio bancario sin las cortapisas de concepciones de servicios bancarios a la antigua usanza: parecía la mejor receta para lanzar una nueva banca totalmente disruptora. Además las tecnológicas tienen músculo financiero y voluntad como para poder acometer una proyecto así con bastantes garantías de éxito.
El sentido de la posible operación
La realidad ha acabado de nuevo por tomarnos por sorpresa, y en los próximo párrafos analizaremos cómo el potencial movimiento de Amazon de adquirir una entidad bancaria del brick and mortar puede tener todo el sentido para su proyecto. Aparte del peso relativo de Capital One en el mercado estadounidense, lo cual supone un importante factor estratégico, la entidad es uno de los mayores usuarios dentro del mundo financiero del servicio de computación en la nube de Amazon, AWS. Con lo cual las sinergias actuales aportarían otro valor añadido a la operación.
Pero por otros motivos más importantes aún, adquirir Capital One supondría para Amazon una jugada doble. Por un lado, con la operación Amazon podría pasar a poseer un importante eslabón que le falta en la cadena de su negocio con visión de 360 grados: el eslabón de los pagos con tarjeta. Ello sin duda le da la oportunidad de nuevas reducciones de coste, además de la posibilidad de tener nuevas fuentes de datos para analizar el comportamiento y perfilar a sus clientes, lo cual hoy en día supone una herramienta esencial para el marketing de cualquier tecnológica.
Pero las ventajas potenciales no quedan meramente en la cadena de pagos de sus clientes. Hay que meter también en la ecuación el Marketplace de Amazon. Integrando a Capital One en su grupo, Amazon estaría poniendo al alcance de sus clientes los servicios de una entidad bancaria como tal, punto con el que Amazon no cuenta hasta ahora en estructura. De esta manera ampliaría significativamente el abanico de servicios que podría ofrecer a los comerciantes y empresas que participan en su Marketplace o en mercados B2B (Business to Business).
Pero aún hay un último motivo, quizás el más relevante y el que ha podido originar que supuestamente Amazon valore la operación. Como decíamos antes, las autoridades regulatorias tienen a las tecnológicas, sus saldos, y sus monedas virtuales en el punto de mira. Dado lo sistémico del sector y su historial de participación en crisis pasadas, la regulación bancaria se ha convertido en una de las regulaciones más complejas y profusas de cuantas existen. No hay que olvidar que en el ruedo de las regulaciones bancarias Amazon sería totalmente un recién llegado, y seguro que son plenamente conscientes de la gran complejidad que puede añadir a su proyecto un negocio tan regulado y que desconocen casi al completo. El movimiento de Amazon sería inteligente puesto que le permitiría con un solo movimiento aúnar por su propia naturaleza y experiencia como parte disruptora y pujante en tecnología, a la vez que literalmente adquiere el conocimiento regulatorio en un sector en el que en realidad sería un new-entrant.
Una operación que dibujaría el futuro de un nuevo comercio global
Comprar Capital One sería una jugada maestra con la que, en vez de partir de cero en un entorno complejo y perdiendo un tiempo precioso que la competencia puede utilizar para tomar la delantera, adquiere con una sola operación precisamente el know-how y la experiencia que le faltan en su organización para erigirse en un jugador que lidere de la cadena de comercio global e integral del futuro. Por el bien de todos, esperemos que tenga en algún momento una sana competencia que esté a la altura, porque en los ochenta ya aprendimos que la competencia es necesaria para mantener la innovación pujante y mantener un buen servicio a los clientes.
El futuro es emocionante, ¿No creen?. Amazon lo está inventando a día de hoy, y nosotros tenemos la ocasión de ser testigos de cómo se ponen los cimientos de lo que el día de mañana está llamado a ser una nueva forma de concebir el comercio a todos los niveles. Resulta apasionante pensar en las proporciones y en lo disruptivo de los cambios que nos ha tocado vivir en esta época, además de la velocidad con la que se suceden. Llegados a este punto exponencial de progreso tecnológico, y dada nuestra pasión por la tecnología y la socioeconomía, ha resultado que siempre es pronto para nacer: lo que no nos va a dar tiempo a ver es cada vez mucho más de lo que tenemos el lujo de poder ir viviendo.