En la actual crisis, muchas voces se alzan como detractoras de todo el proceso de la Unión Europea, tanto del establecimiento de un territorio común libre de aduanas y aranceles como la unión monetaria que se ha llevado posteriormente. En este sentdo, deberíamos mirar hacia atrás, 25 años y pensar friamente en qué punto nos podríamos encontrar ahora si no estuvíéramos integrados en las estructuras políticas económicas europeas.
El IVA como tal, no fue un impuesto nuevo, fue un impuesto de sustitución sobre otros que existían en nuestro ordenamiento tributario y todas las negativas que se plantearon en la entrada, se superaron ampliamente. Gran trabajo de los estadistas europeos del momento, aunque en la actualidad, la UE se cuestiona a cada paso que da, pero muchos países, siguen confiando en las virtudes y ventajas de una unión monetaria europea. Lástima que esta unión no avance también en las políticas fiscales conjuntas con el objetivo de eliminar los desiquilibrios que aún tenemos en Europa.
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