Hoy 8 de marzo (8M) se celebra el día Internacional de la Mujer, que, según los organizadores de los eventos y manifestaciones que se repitieron por todo el mundo, es "un día para luchar por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad".
Las movilizaciones tienen un componente reivindicativo que, incluso con las polémicas sobre si son o no excluyentes, tienen una clara finalidad y efectividad: cuanto más ruido se haga más se sensibilizará la sociedad respecto a este problema. Sin embargo sigue habiendo escollos para lograr una efectiva igualdad que no se solucionarán con simples manifestaciones y cuya solución es bastante complicada.
Para lo que sí sirve el 8M
El movimiento 8M me recuerda bastante al movimiento gay hace veinte años. Con las movilizaciones, manifestaciones, protestas y lobby en altas instancias se logró que la sociedad asumiera como propias unas reclamaciones que hacía solo unos años eran de un grupo denostado de la sociedad.
En muchos países, entre ellos España, el movimiento gay logró convencer a la sociedad de la necesidad de cambiar legislación y lograron el objetivo de que la mayoría de las personas asumieran como propio un discurso y el cambio de mentalidad abrió las puertas a cambios legislativos que eran necesarios, como el matrimonio gay.
Hoy este movimiento, aunque sigue activo, no tiene tanta importancia porque en general, al menos en España, tiene un amplio apoyo de la sociedad y de prácticamente todos los partidos políticos. La gran excepción es Vox, pero cuyos votantes seguramente no comulguen con todo lo que propugnan.
El 8M sirve para algo parecido, que la sociedad se sensibilice ante un problema de falta de igualdad y que se adapten legislaciones anticuadas y se logre que al más alto nivel se tomen medidas que son necesarias.
La diferencia con el movimiento gay es que el movimiento feminista realmente lleva muchos años de triunfos. Es cierto que en España en los años 50 y 60 la mujer tenía una relevancia nula y por ejemplo las mujeres no podían trabajar sin permiso del padre o marido. Esa gran discriminación quedó superada en los 70 e incluso en la Constitución del 78 queda claro que no puede haber discriminaciones por sexo, lo cual fue un paso fundamental en la consecución de la igualdad. De hecho estamos en uno de los mejores países del mundo para ser mujer.
Sin embargo quedan cosas por hacer: queda machismo residual en la sociedad y también ciertas costumbres y tradiciones que cargan responsabilidades en la mujer y no en los hombres que no permiten que exista igualdad. Ahí es donde el 8M puede ser muy efectivo, cambiando costumbres e ideas. A nivel legislativo poca discriminación queda ya por erradicar, al menos en España y occidente en general.
Para lo que no están sirviendo las protestas
Sin embargo la igualdad no es tal. Un indicador que se usa mucho para expresar este problema es la brecha salarial: las mujeres cobran menos que los hombres. Si fuera un simple problema de las empresas, es decir, que a igualdad de puestos pagan menos a las mujeres, la solución vendría por la vía legislativa: impedir estas situaciones y multas a las empresas que lo hagan. Sin embargo el problema no es tan sencillo.
A igualdad de puesto, experiencia y horas trabajadas las mujeres, en general, no cobran menos que los hombres. Lo que pasa es que las mujeres están en sectores donde se cobra menos, trabajan menos horas y tienen menos experiencia. ¿Cómo se soluciona esto?
Los puestos mejor pagados suelen ser los STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) y ahí las mujeres están infrarepresentadas. La forma de lograr revertir esto es cambiar la percepción social de que es un sector formado por hombres y que las mujeres se tienen que dedicar a otras cosas. Ahí sí que movimientos como el 8M y alguno más específico pueden ayudar a cambiar la percepción social.
Pero el principal escollo de la igualdad salarial viene de que las mujeres trabajan menos horas que los hombres y por tanto cobran menos, llegan a puestos de menor responsabilidad y tienen menos experiencia. ¿Y por qué sucede esto? Por la dedicación a la familia.
La solución a este problema tiene varias vertientes. Por un lado hay que lograr involucrar más a los hombres en la familia y de nuevo aquí las protestas pueden servir para algo.
Por otro lado está claro que ante el nacimiento de un hijo las implicaciones son distintas, simplemente por biología. Para forzar que el impacto en las carreras laborales no sea tan distinto se están tomando pasos para igualar los permisos de paternidad y maternidad, pero ya no estamos hablando de simple legislación sino de dinero contante y sonante y la cosa empieza a complicarse.
Por otro lado, que haya guarderías de 0-3 años podría solucionar este bache laboral, pero de nuevo estamos ante un nuevo escollo económico (aunque hay consensos a nivel político de hacerlo) y nos encontramos ante un nuevo problema social: tener hijos para verlos por la mañana y por la noche no es viable. Las largas jornadas laborales que requieren los puestos con mayores ingresos suponen sacrificios a nivel familiar y normalmente solo los hombres están dispuestos a eso. De nuevo, estamos ante cambios sociales pero creo que es más conveniente que se intente normalizar que un jefe no tenga que trabajar 10-12 horas al día más que normalizar que una mujer pueda renunciar a ver a sus hijos para impulsar su carrera profesional.
Como se puede ver queda una labor importante de concienciación en la sociedad pero el movimiento 8M se queda en denunciar el machismo (que es muy residual en la sociedad). Sería más efectivo que se centrara en combatir las ideas de que hay trabajos para hombres y otros para mujeres, en propugnar igualdad en el hogar (esto sí que lo está haciendo) y en combatir las jornadas maratonianas en el trabajo.
Por otro lado a nivel legislativo solo quedan las medidas de gasto público: dar medios a las mujeres para que no tengan que renunciar a su carrera laboral y esto implica más guarderías, más permisos de paternidad y vigilancia de que las jornadas laborales sean las que dice la legislación.
Motivos para el optimismo
No todo es negativo, ni mucho menos. Estar en un país donde el machismo es cada vez más residual es bueno. Las costumbres están cambiando y está más que normalizado que ambos miembros de una pareja trabajen fuera de casa. En una generación tampoco creo que quede mucho del arquetípico hombre que solo trabaja fuera de casa y no se hace cargo de su mitad de tareas domésticas.
Por otro lado, y aunque las mujeres siguen sin elegir las carreras STEM de una forma significativa, parece que el futuro laboral puede ir mejor por donde sí suelen elegir: medicina y ciencias sociales. Con una sociedad cada vez más envejecida los empleos que más van a crecer en el futuro son precisamente los que están ocupando las mujeres. Otro tema es si además estarán bien pagados, pero al menos están centradas en sectores en crecimiento.
Y por último, incluso en las discrepacias en el 8M, estamos ante un gran postureo. Partidos intentando acaparar un movimiento para exluir a otros, cuyas ideas se diferencian en pequeños matices. Pero en el fondo hay un gran consenso sobre que hay avanzar en la igualdad. Estaría bien que no se discrepara en lo fundamental y se discutiera, con pasión si hace falta, pero siempre con respeto, en los detalles.
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