Si pensamos que en España los precios inmobiliarios son una locura, Canadá directamente es un manicomio. En 2022 ya hablamos de la gran burbuja que vivían, con unos precios inmobiliarios que se llevaban el 60% de los ingresos de los hogares y con un precio medio que casi rozaba el medio millón de dólares.
El mercado estaba tan loco que el Gobierno decidió tomar una medida sin precedentes: prohibir a los extranjeros comprar vivienda. Esta medida iba a durar dos años pero ante el éxito de la misma han decidido prorrogarla otros dos años, hasta enero de 2027.
¿Qué tal ha funcionado la medida?
Lo cierto es que desde que se aprobó la medida los precios inmobiliarios comenzaron a bajar. Luego subieron un poco y han vuelto a bajar. La conclusión es que los precios se mantienen en un nivel similar a los de 2020 pero bastante por debajo del pico de 2022.
Claro que no es la única medida que ha tomado Canadá para combatir la escalada de precios. La inversión pública en vivienda se ha duplicado desde 2015. Y esta inversión es para construir nuevas casas, reformar y dotar a los ayuntamientos de fondos para agilizar trámites para la construcción.
Sin embargo la prohibición ha tenido su efecto, impidiendo que inversores extranjeros o simplemente ciudadanos estadounidenses (que son más ricos y viven cerca) puedan añadir presión al mercado.
¿Funcionaría una medida así en España?
En España la compra por parte de extranjeros es bastante importante (actualmente un 15%), sobre todo en zonas vacaciones pero también en las grandes ciudades ya que suelen ser una buena inversión. Sería una medida ciertamente polémica que podría aligerar la presión, aunque seguramente no se podría impedir a ciudadanos de la UE comprar vivienda, solo a extracomunitarios.
También habría que ver si es una medida justa. Una cosa es impedir que haya compras que pretendan invertir en un mercado que está caliente y otra que extranjeros que residen en España no puedan comprarse una vivienda si así lo desean.
Otro asunto a considerar es que España tiene unos ingresos muy importantes procedentes del turismo (de hecho nuestra economía lo está haciendo bien simplemente por el turismo) y si se impidiera a extranjeros comprar vivienda a lo mejor dejamos de ser un destino turístico tan interesante.
Por tanto una medida así tendría muchas aristas, aunque podría aliviar la presión. Lo fundamental del asunto de Canadá es que no es la única medida, sino que están inyectando mucho dinero público para reducir los costes inmobiliarios y en España no estamos haciendo nada relevante en dicho sentido.