"Cuando Trump habla sube el pan" es una verdad objetiva


Puede sonar como el nombre de un documental en Netflix usando la expresión clásica española, pero “cuando Trump habla, sube el pan” es una descripción bastante precisa del efecto que tienen sus políticas comerciales en el precio de los alimentos. Durante su presidencia, y cada vez que amenaza con volver al poder y reactivar su guerra comercial, los mercados tiemblan, el trigo sube, y millones de personas en todo el mundo terminan pagando más por su desayuno. ¿Cómo llegamos a esto? Vayamos paso a paso.

El Midwest se queda sin mercado

Cuando Trump le declaró la guerra comercial a China, impuso aranceles a decenas de productos de todos los países del mundo. China ha ido respondiendo poco a poco con subidas arancelarias a EEEUU, entre los productos afectados están  productos agrícolas estadounidenses. ¿Por qué? Porque es un golpe de bajo coste y alto impacto: deja al votante del Midwest, productor de soja y trigo, con la cosecha en los silos y sin a quién vendérsela.

La Tax Foundation lo resume muy bien: los principales afectados fueron los exportadores de soja, quienes vieron caer sus ventas internacionales, sus ingresos y su paciencia. De hecho el precio de la soja en el Chicago Board of Trade ha tocado mñinimos desde 2020. Después afecta al sorgo, al cerdo y a frutas y verduras. En resumen: Trump apretó el gatillo, pero la bala les dio a sus propios agricultores, muchos de los cuales seguramente han votado por America First. 

No es la primera vez que China sube los aranceles, ya en la anterior presidencia de Trump pasó algo a menor escala. Además China ha negado que haya conversaciones con la Casa Blanca para salir del embolado. Por lo que la circunstancia se puede ir alargando con el tiempo. Esta guerra comercial afecta también a las exportaciones de algodón, porque puede que se hile y se cosa en china la camiseta de GAP, pero a veces el algodón viene de EEUU.

Brasil y Argentina: gracias por el favor, Donald

Mientras el Midwest lloraba, en Sudamérica descorchaban champagne (o al menosbrindaban con caipirinhas). Brasil y Argentina aprovecharon la retirada estadounidense para ocupar el lugar dejado en el mercado chino. Los barcos cargados de soja y trigo sudamericanos están camino a Asia. Porque el mercado de las “commodities” agrícolas es así, se mueve por precio principalmente.

Pero como en toda novela latinoamericana, había un giro inesperado: aumentar las exportaciones hizo que subieran los precios internos. ¿El resultado? En países como México, Venezuela o Perú, los productos agrícola subieron, afectando especialmente a los ciudadanos más pobres. El negocio fue bueno… para algunos. Esto tampoco es del todo bueno para China, ya que ahora depende más del mercado brasileño para sus importaciones de soja, por lo que no diversifica como antes.

Europa también paga la factura

Y como el trigo es un producto global, nadie se salva. En Europa, la incertidumbre y el desorden comercial causado por estas políticas también pasaron factura. En enero de 2025, el precio del trigo subió en la Bolsa de París, simplemente porque Trump amagó con volver a poner aranceles a los productos europeos.

Ni siquiera hubo que firmar nada: solo bastó la amenaza para que los mercados se pusieran nerviosos y subieran los precios. Así que si pagas más por una baguette en Lyon, ppuedes agradecerle a un señor rubio con corbata roja desde Washington.

El proteccionismo comercial suena patriótico, pero sus efectos se sienten en todas partes: desde los campos del Midwest hasta las panaderías de Cuernavaca, las tostadoras de Madrid y los mercados de Caracas. En un mundo tan conectado, las guerras comerciales afectan al resto del mundo.

Así que ya sabes: si camino al trabajo escuchas en la radio que Trump promete "proteger la industria americana"... Revisa el precio del pan. Probablemente ya subió.

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