Los que me leéis a menudo os habréis percatado de que no soy para nada partidario de las intervenciones "legales" del Estado en el sector privado. En mi opinión, estas hacen más mal que bien a los ciudadanos. Las empresas no son comparables entre sí: unas presentan cifras de récord, otras están sacando la cabeza del pozo y otras aún no han encontrado el camino de la recuperación.
En este contexto, homogeneizar criterios para dictaminar subidas salariales puede dar lugar a situaciones injustas: empresas que podrían subir salarios un 5-6 % sin esfuerzo, frente a otras para las cuales un incremento salarial supondría el puntillazo definitivo para su extinción. Como suele decirse, no debemos mezclar churras con merinas.
En mi opinión, la forma más fácil de subir salarios es bajar los impuestos. Ya lo comentamos en estas páginas en una ocasión: a menor IRPF y menores cotizaciones sociales, más sueldo neto en nómina y mayores posibilidades de fomentar la contratación por parte de las empresas, respectivamente. Además, el consumo se vería beneficiado, por lo que la temida reducción de ingresos del Estado no tiene por qué producirse, máxime cuando está más que comprobado que nuestro sistema fiscal hace aguas por todos lados.
En El Blog Salmón | Subir salarios bajando impuestos y ¡Hay que subir los sueldos de los más necesitados ya!