Australia, que es curiosamente un país que no ha suscrito el protocolo de Kyoto sobre emisiones de gases de efecto invernadero, dijo el otro día que está considerando prohibir las bombillas incandescentes de aquí a tres años.
Con esta medida se pretende ahorrar 800.000 toneladas de CO2 al año y lograr un ahorro energético por hogar del 66%. Consideraciones aparte de si la luz que producen estas bombillas es peor, si son más caras o si duran menos, cosas que afectarían a los australianos, esta medida tendría repercusiones globales, pues habría que suministrar al país una cantidad ingente de bombillas de bajo consumo.
Sólo hay que pensar en la proporción que puede haber en una casa normal de bombillas incandescentes frente a las de bajo consumo. Una medida así en un país más poblado podría hacer felices a muchas empresas pero arruinar a otras muchas. Y digo yo, si empiezas a ver estas cosas por la prensa pronto otros países se sumarán a la iniciativa, los políticos siempre están detrás de medidas espectaculares.
Así que una buena inversión para el futuro creo que serán las empresas que fabrican bombillas de bajo consumo, y las empresas que hagan exclusivamente bombillas incandescentes deberían ir pasándose a las otras o se quedarán con un producto obsoleto y prohibido.
Vía | El País